Este prestigioso diario publicó recientemente algunos índices de salud del país en los que se comparó el año 1990 con el 2010. Al observar las cifras comparativas de estos años, llegamos a la conclusión de que se está produciendo un declive en los índices de salud de nuestra población: lo contrario de lo que ocurre en países similares al nuestro que luchan por alcanzar el desarrollo.
Veamos: en 1990 las causas de defunciones por accidentes de tránsito alcanzaron el 3.4% de todas las causas, en comparación con el 6% de 2010.
No tenemos que repetir el caos en el tránsito existente en el país, donde cada conductor de vehículo hace lo que se le ocurre violando, de esa manera, las leyes y reglamentos de tránsito sin que autoridad alguna le aplique, de manera justa, las sanciones correspondientes.
La tasa de fallecidos de personas viviendo con VIH en el 1990 fue de 1.5% mientras que en el 2010 alcanzó el 5.4%. Si analizamos el monto de los recursos invertidos en la contención de la epidemia de VIH en el país, y la ayuda internacional recibida, podemos concluir que estos recursos no han sido orientados ni aplicados correctamente, demostrando un fracaso en la contención de la epidemia así como manejo de los casos. Un breve ejemplo es el desabastecimiento de los medicamentos destinados a tratar esta enfermedad.
En relación a la sepsis neonatal, el informe señala que en el 1990 la mortalidad era de 2.2% y que en el 2010 aumentó a 4.1%. Esto nos luce increíble, pues no es posible que la prevención de infección neonatal aumente cuando en la actualidad existen políticas y métodos para reducirlas al mínimo con prevención de las infecciones más frecuentes en las embarazadas, la asepsia de las salas de maternidad, así como las de los recién nacidos en la que se incluye el lavado de manos frecuente por parte del personal de salud.
Todo esto lleva normas y procedimientos que deben ser acatados por el personal de los establecimientos y supervisados debidamente por un nivel superior.
La causas de muertes relacionadas con la violencia personal era en 1990 de 2.2% y en el 2010 de 4.1%. Esto nos dice que nuestro país es cada vez menos seguro. Para evitar esta violencia es menester llevar a cabo reuniones con todos los sectores que puedan aportar ideas y analizar las causas para hacer los correctivos de lugar.
La mortalidad por diabetes mellitus en el 1990 era de 1.6% y en el 2010 de 2.7%. Posiblemente, dentro de las causas de este aumento exagerado, están las faltas de políticas de prevención de enfermedades por parte del Ministerio de Salud Pública. Esta institución, en consecuencia, está en el deber de emprender promociones de alimentos saludables.
Hemos observado, igualmente, cómo las personas ingieren demasiados alimentos cuyo contenido son carbohidratos –azúcares- y combinaciones de carbohidratos con carbohidratos por no tener la información de la alimentación balanceada de carbohidratos en un 50%, proteínas en un 35% y grasas en un 15%.
Es necesario la promoción de la alimentación más sana y sustituir en lo posible las comidas fritas por asadas; a la plancha, hervidas o al vapor. Promover el ejercicio necesario para una vida saludable y controles periódicos por lo menos al año con el médico familiar o internista.
Con estas cifras, de ser ciertas, es hora de que se aumente el presupuesto a salud y que el Ministerio de Salud Pública reoriente sus prioridades para ofrecer a la población dominicana programas educativos de prevención a fin de evitar las enfermedades que elevan los índices de mortalidad y morbilidad en el país.