El Estado tiene una deuda  enorme con la  educación. Es necesario invertir en la construcción de diez mil nuevas aulas,  equipos y contratación de personal docente para incorporar a por lo menos  un 11%  de los niños entre 6 y 13 años que ahora están sin escuela.

Paralelamente, hay que descongestionar aquellas aulas en las que son alojados sesenta y hasta más estudiantes, lo que supone habilitar más espacios para docencia.

Los directivos de la  Coalición Educación Digna, que comparecieron ayer como invitados al almuerzo semanal del Grupo de Comunicación Corripio, justifican con estos y otros datos su campaña en pro de que se destine a educación un 4% del PIB.

 El Gobierno, en  el presupuesto nacional para el año 2012, ha asignado un 3% de PIB a educación, prolongando así la deuda del Estado con este sector.

Pero la construcción de nueva  infraestructura y mejorar la existente es solo parte de la tarea que necesita más inversión. La formación y la construcción de un perfil más adecuado para el maestro necesita recursos y dedicación.

La inversión adecuada en educación es, definitivamente, la única garantía de que el país pueda lograr mejoras en las condiciones de vida,  actualizarse en el progreso y hacerse competitivo.

Paros escolares injustificables

La deuda con la educación no es solamente del Estado. También es de los profesores y la ADP, por la pérdida injustificable de horas de docencia.

En Pedernales, por ejemplo, la ADP llamó a un paro en diez planteles para demandar la reposición del director del Distrito Escolar, José Medrano Vólquez, cancelado por faltas en sus deberes y sometido a la justicia por haber golpeado a una ex conserje.

En otras comunidades el gremio de los profesores ha paralizado la docencia para tratar de forzar al Ministerio de Educación a acceder a  sus reclamos. Se agrega a esto la pérdida de tiempo de docencia por frecuentes reuniones y otras actividades del gremio, en horas en que los profesores deberían estar en las aulas.

No solo el Estado está en deuda. Los profesores deben cumplir la parte que les toca  para mejorar la educación.