Más obreros para el Señor

Más obreros para el Señor

LEONOR MARÍA ASILIS E.
 «Nada hay más frío que un cristiano despreocupado de la salvación ajena. (San Juan Crisóstomo).

La lectura de hoy nos invita a meditar sobre la escasez de obreros en la viña del Señor. Citamos las palabras de Jesús: “La mies es abundante y los obreros pocos: rogad, pues, al dueño de la mies que mande obreros a su mies”.

Sus palabras fueron dichas hace unos dos mil años y vemos que en nuestros días, ya en el siglo XXI todavía hay más de 3000 millones de personas que todavía no han oído hablar de Él. ¿Por qué? Sencillamente porque no hay suficientes obreros en su viña. Por eso, debemos y podemos poner nuestro granito de arena, en este gran proyecto de Dios que es la salvación de todos los hombres. Y para esto, hemos de empezar con hacer lo que Jesús nos dice: «Rogad al Señor de la Mies, para que envíe más obreros a su Mies»

Sin Jesús no podemos hacer nada…, pero con Jesús… lo podemos todo, porque «para Dios nada hay imposible» (Lc 1, 37).

San Agustín decía: «la oración es la fuerza del hombre y la debilidad de Dios». Después de dos mil años, ¡aún queda tanto por hacer!

Países enteros que se llaman cristianos y que no lo conocen de veras. Países inmensos aún por cristianizar. Realmente «los obreros son pocos».

Debemos preguntarle al Señor, que podemos hacer en su viña? Seamos sinceros, y preguntémonos si alguna vez le hemos hecho esta pregunta. Y si se la hemos hecho y nos ha respondido invitándonos a trabajar en ella, que tal ha sido nuestra respuesta? Como le hemos correspondido? Aun tenemos tiempo de rescatar el tiempo perdido. Aun podemos fortalecer su Iglesia llamando a quienes transitan en la vida a nuestro lado.  

Nuestro corazón ha de encenderse en la búsqueda de almas,

Cuando somos tocados por el Señor, su  Espíritu Santo nos hace sentir un ardor apostólico que nos mueve a la acción.

Así fue lo que sintió el apóstol San Pablo quien nos dice en su primera Carta a los Corintios:»Pues si anuncio el evangelio no tengo por qué gloriarme; por qué me es impuesta necesidad; y ¡ay de mí si no anunciare el evangelio!»

Discípulos de Cristo, roguemos a Dios para que mande más obreros a su mies, y en nuestro ruego ofrezcámonos a servir en ella, estando seguros que Él tiene un lugar especial para cada uno de nosotros donde le podemos servir, en la gran misión de conquistar almas para su Reino

Leonor.asilis@codetel.net.do

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