Cada día nos sentimos más orgullosos de la calidad de los peloteros criollos en las Grandes Ligas, al mismo tiempo que nos avergonzamos de los tantos casos positivos en sustancias prohibidas.
Los últimos debuts de prospectos de primer nivel como Juan Soto, de los Nacionales y Willy Adames, de los Rays y los que vienen en camino nos confirma que seguiremos aumentando nuestro potencial y en los próximos años arribaremos a los 800 jugadores en las mayores desde que debutó Osvaldo Virgil en 1956.
Al mismo tiempo que nuestros muchachos nos impresionan con su talento, también nos hacen sentir muy tristes de ver como jugadores yá establecidos tronchan carreras que pudieron haber terminado en la inmortalidad.
Con el último caso de Wellingon Castillo ya son 32 los dominicanos que han sido suspendidos por consumo de esteroides, varios de ellos en dos ocasiones e incluso en tres, como es el caso de Jenrry Mejía que fue expulsados de manera definitiva.
Las firmas no paran y el numero sigue aumentando, pero cada día la imagen del pelotero criollo está más desacreditada.

EL NUMERO SE REDUCE
Con Sammy Sosa, Manny Ramírez, Alex Rodríguez y Robinson Canó pudimos haber tenido tres miembros más en el Salón de la Fama, algo que ahora dudamos porque cada día se la ponen más difícil a los que de una u otra forman se han visto vinculados al uso de sustancias.