Más que una personalidad  o una fecha

Más que una personalidad  o una fecha

Desde hace más de 30 años, colectividades políticas y sociales, además de singulares personas, desde las perspectivas de sus particulares matrices ideológicas, claman por la construcción de una alternativa política capaz de superar el presente estado de cosas. En cada fecha electoral se discute sobre cómo producirla pero lo primero que se piensa es la persona que la encabece.

Quizás en está instintiva reacción radica la esencia de esa crisis de alternativa que tanto nos angustia. Seguimos pensando de acuerdo a la lógica de la cultura política desarrollada por uno de los más estables sistema político de la región, sin comprender que en la construcción de una alternativa lo esencial es partir de lo social, lo espacial, lo local e incluso hasta de lo puntual, para poder llevarlo al ámbito de la política.

Los cambios sustanciales sólo son posibles cuando se produce  una maduración de diversas acciones, a veces imperceptibles o no debidamente registradas que se convierten en un proceso. Generalmente, en todos los procesos de cambio se combinan los momentos de organización con los de la espontaneidad, saber combinar estos momentos es fundamental para el éxito del proceso y para esto es necesaria la existencia de un líder.

En tal sentido, una reflexión o balance del resultado de más de dos  décadas de organización de mesas de discusiones, esfuerzos organizativos, eventos donde participan diversos grupos para dar testimonios de unidad y de resultados electorales poco satisfactorios o cuestionados, no puede soslayar la idea de que los cambios los producen los procesos, no fechas ni personalidades.

No planteo que sea inútil el esfuerzo de trabajar el perfil de determinadas personas que podrían encabezar la construcción de un alternativa al presente estado de cosas, planteo que nadie puede hacerlo si no sabe leer ni interiorizar el significado de  una diversidad acciones que se multiplican en el diario vivir de las comunidades, en los barrios, en varios proyectos e iniciativas comunitarias que desarrollan muchas instituciones y grupos de variados signos en todo el país.

Que supere la idea de construir una alternativa sea básicamente política/electoral (sin desdeñar las fechas electorales), porque la historia enseña que a veces la lucha en un país, más que en la esfera de la política, se produce en la esfera de lo social. Evo Morales en Bolivia es un ejemplo, porque más que un movimiento político, éste encabezó un movimiento social que se convirtió en político. Algo similar ocurrió en Polonia.

Por lo tanto, la discusión sobre esa alternativa alrededor de  llamadas propuestas de grupos “convergentes” o del “candidato” posible o ideal para las próximas elecciones, no deja de ser importante, pero a la luz de la experiencia, ésta tiene una muy limitada perspectiva.

Ello así porque ni singulares personas ni fechas puntuales son suficientes para crear una alternativa. Esta se produce sólo si logramos identificar y dar direccionalidad a las acciones y hechos que diariamente están indicando las posibilidades de cambio en este país, los cuales están ausentes en los documentos y propuestas tanto de grupos, como de personalidades políticas.

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