Más respaldo a los bomberos

Más respaldo a los bomberos

El Cuerpo de Bomberos del Distrito Nacional vive momentos de superación de precariedades y de redefinición de alcances en sus objetivos de proteger vidas y bienes. Empresarios sumados al ayuntamiento y al Estado contribuyen a que la benemérita institución entre a una nueva realidad que la desafía con el crecimiento poblacional e industrial y la compleja presencia de materiales inflamables que obligan a especializar el trabajo de extinción. La actualización no se alcanzará de la noche a la mañana pero quedaría más cerca si munícipes y ámbitos empresariales con instalaciones susceptibles de ser afectadas por llamas toman la decisión de dejar atrás la tradición de solo acordarse de los bomberos cuando se les necesita. De santa Bárbara, cuando truena.

La mayor batalla a librar contra los siniestros debe ganarse con la prevención. El bombero porta aura de heroicidad. A partir de esa fascinación que propicia la solidaridad hoy procede más que antes que el ciudadano se pregunte, no exactamente qué pueden hacer los bomberos por él, sino qué podría hacer él por ellos. Desde la condición voluntaria y honorífica se fortalece la asistencia protectora en una gama de emergencias. Con la colaboración de las empresas corrigiendo situaciones de riesgo, dando a conocer a tiempo las características de sus plantas, e incluso con sus aportes materiales, sería más fácil vencer la candela antes de la destrucción.

Gran vacío de interlocución

En República Dominicana no tiene lugar un efectivo diálogo entre la nación preocupada por el presente y el futuro y el ente superior decisivo para buscar soluciones. Mientras las encuestas ponen en evidencia altos índices de desconfianza en el porvenir y se enumeran los temas más inquietantes para la sociedad, el Poder y su improductivo vehículo informativo se instalan en los revuelos de su optimismo y en la difusión enfática de éxitos vinculados a costosos endeudamientos. El silencio Ejecutivo es aquí más pronunciado que en cualquier otro país. Corea del Norte sería la otra excepción. Los criterios del oficialismo salen a flote sin sentido de continuidad ni atención institucional a interrogantes del pueblo portadas por medios de prensa sometidos a un alejamiento palaciego. La verdad de un país no puede construirse sin grandes respuestas.

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