Más seguridad para Puerto Plata

Más seguridad para Puerto Plata

Puerto Plata se nos desplomó una vez como polo turístico y para que eso ocurriera mediaron factores como la arrabalización y la delincuencia. Y aunque la inseguridad es denominador común de alcance nacional, en Puerto Plata los actos delictivos amenazan con arruinar el negocio turístico. Turistas extranjeros y comunitarios dominicanos han manifestado alarma porque la frecuencia y violencia de los actos delictivos ha aumentado de manera significativa en esa provincia. No pasa un día sin que los delincuentes hagan de las suyas.

La situación ya genera perjuicios para la inversión turística, pues ha disminuido notablemente la asistencia de público a establecimientos de diversión, sobre todo nocturnos. Al embate de la delincuencia se atribuye haber provocado una reducción significativa en la llegada de turistas y de ayuda humanitaria para las familias de escasos recursos. Los asaltos y las agresiones están a la orden del día y la gente, en actitud preventiva, trata de no exponerse demasiado.

No podemos gastarnos el lujo de permitir otro desplome de este polo turístico tan importante y atractivo. La competencia de la región puede aprovechar esta situación para espantar el turismo. Hace falta más y mejor patrullaje policial, instalar cámaras en sitios clave y afinar con los operadores de negocios y la comunidad un plan general de cooperación para prevenir delitos.

Una gravísima omisión

La alta tasa de embarazos en adolescentes es una especie de epidemia social que hay que combatir con mucha decisión, por las graves secuelas que deja. En la política social del Gobierno hay capítulos especializados para estos fines. Por la gravedad de este problema, escandaliza la denuncia del diputado Wellington Arnaud, de que el Ministerio de la Mujer no estaría invirtiendo en la prevención de embarazo precoz los fondos que tiene asignados para esos fines. Sería una omisión injustificable.

A propósito de este caso, consideramos necesario hacer algo con la excesiva burocracia que sobrecarga el presupuesto del Estado. Por ejemplo, se nos ocurre que sería práctico y le ahorraría gastos al Estado si el Ministerio de la Mujer, el de la Juventud y el Consejo Nacional de la Niñez fueran integrados en un Ministerio de la Familia, o algo por el estilo. Más que dispersión y bulto, el Estado necesita eficiencia.

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