Más sobre anticorrupción e integridad

Más sobre anticorrupción e integridad

EDUARDO KLINGER PEVIDA
 Expuesto ya el concepto y criterio con que los norteamericanos organizaron el seminario, y habiendo reconocido el ambiente de altura y respeto que primó en el mismo, quiero compartir algunas de las informaciones que circularon y los ejercicios efectuados.

Además, hay que decir que se nos entrego una carpeta con una información exhaustiva sobre las normas   estrictas y severas   de Conducta Ética por la que se tienen que regir los empleados del Órgano Ejecutivo de los Estados Unidos.

 Se sabe el como y el cuanto la ciudadanía norteamericana cree en sus instituciones y por ende en sus leyes. Es un país en el que imperan las leyes, aunque en alguna que otra situación, afloren imperfecciones y hasta deformaciones.

El ciudadano común y corriente tiende a tener un criterio ético elevado. Cuando el Sr. Andrew M. Herscowitz, Asesor Legal de la USAID para la Región del Caribe hacia la introducción del Seminario señalaba que alguien que fuese acusado de algo «no ético» en los EE.UU. se podía considerar acabado aunque después fuese demostrada su inocencia. Ciertamente un fuerte elemento de compulsivo social aunque resulte contradictorio con el imperio de la ley.

Evidentemente se buscaba que se tuviera conciencia de los niveles de exigencia que prevalecen en la sociedad norteamericana y de cómo es posible que las ambiciones que se generan en una sociedad consumista   que acaba de criticar el Papa   pueden canalizarse adecuadamente si se hacen respetar las leyes mediante instituciones fuertes.

Después de haber sido divididos en grupos de trabajo de manera aleatoria se desarrolló un ejercicio denominado «Pensando Éticamente en la República Dominicana» el cual consistió en plantearnos situaciones que nos enfrentaban a criterios éticos y nos daban entonces varias opciones de decisión para que cada uno decidiese cual creía que se ajustaba a una posición honesta y ética. El objetivo era provocar en cada uno de nosotros un análisis introspectivo y critico. Las situaciones planteadas eran de la vida común tanto en el ámbito militar como civil.

Después, a cada una de las cuatro comisiones de trabajo se les asignó el ejercicio de hacer propuestas para diseñar un Código de Ética para cuatro instancias nacionales: uno para los legisladores, otro para el sistema judicial, un tercero para las Fuerzas Armadas y el otro para los funcionarios de la administración. Fue realmente interesante el ejercicio realizado y hasta sorprendente la seriedad y vehemencia con que se asumió la tarea.

Conformado cada uno de los Códigos, los mismos fueron sometidos a consideración del plenario para un análisis crítico. Lo elaborado no se destina a los ámbitos institucionales sino que han servido esencialmente para que cada uno de nosotros lo incorporemos a nuestro acerbo ético y concepto de la honestidad propio.

En una sesión plenaria se celebro una Mesa Redonda con la Comisión de Ética del CONARE y la Comisión Nacional de Ética y Combate a la Corrupción. El debate fue rico y los cuestionamientos a lo que se hace o deja de hacer en el país, abundantes.

Se nos entregó un Resumen Ejecutivo del Estudio Nacional del Costo de la Corrupción para los Hogares de la República Dominicana, según encuesta realizada por la Gallup Dominicana y financiado por el Programa Transparencia y Acción Ciudadana de la USAID con el patrocinio y colaboración de varias organizaciones.

Espeluznante el resultado.

En el 2006 los hogares dominicanos tuvieron que gastar más de 6 mil millones de pesos en «macuteos» realizando gestiones para obtener servicios públicos. Ese monto representa el 2 % del total de la deuda externa, el 0.3 % del PIB, el 38 % de la deuda con el FMI, el 27 % del presupuesto destinado a salud, el 31 % del presupuesto de educación.

Con esos recursos se podrían construir 179 hospitales de 30 camas   mas de 3 por provincias   y se podría pagar el salario de 10 mil maestros por 5 años. Hay muchos mas datos.

No tengo dudas de que este tipo de actividad si pueden constituir mecanismos efectivos de ayuda por parte de los EE: UU. y son las que deben prevalecer. Es el uso de una herramienta del llamado soft power de los EE.UU   poder suave   en contraposición del «poder duro». Ojalá empiece a privilegiarse aquel.

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