Más sobre el barrilito

Más sobre el barrilito

Desde hace tiempo viene manifestándose la ciudadanía, la gran mayoría de los programas de panel, la opinión editorial de los diferentes periódicos, formadores de “opinión pública” o que “hacen pública su opinión”, en contra de la existencia del famoso Barrilito: fondos asignados a los senadores para “asistencia social” en las comunidades representadas por ellos.

Esto, porque no está dentro de las funciones establecidas constitucionalmente para los congresistas, porque dichos recursos son usados de manera clientelar para buscarse adhesiones políticas electorales, porque significan una competencia inequitativa en menoscabo de otros aspirantes a las mismas posiciones, por la falta de transparencia, porque duplican funciones correspondientes a otras instituciones, etc.

El contar con estos fondos los aleja de realizar la verdadera función de representación, que implica conocer las necesidades sectoriales y generales de sus comunidades, construir junto a ellas propuestas de soluciones, y, posteriormente, acompañarlos o representarlos ante las autoridades correspondientes y competentes, para buscar satisfacción de las mismas.

Nadie ha pensado que el congreso en sentido general posiblemente tiene un exceso de recursos, y este barrilito o cofrecito es una forma de gastar lo que en sus funciones ordinarias no es posible hacer.

Es necesario que el congreso tenga una verdadera planificación, con su plan operativo, objetivos y metas establecidas, con las acciones y programas debidamente costeados, para conocer cuál es el real presupuesto que demanda institucionalmente. Posiblemente ahí hay recursos que si pueden “redireccionarse” a otras instituciones carenciadas.

Pero el tema del barrilito para asistencia social no solo está en el congreso, casi todas y cada una de las instituciones públicas tienen fondos destinados para este capítulo. Lo que manda es a que sean eliminados dichos fondos de esas instituciones con lo cual el Estado se ahorraría un dineral.

Así como los senadores se benefician personalmente con el uso discrecional, en su nombre, de dichos fondos, así lo hacen lo incumbentes de las instituciones, que luego se ven aspirando a cargos electivos en sus provincias o municipios.

La Cámara de Diputados y el Senado tienen sus asesores legislativos, y en otras áreas, de forma institucional; pero cada legislador tiene asignados recursos para contratar de manera individual sus propios asesoreslegislativos y otros colaboradores.

Esto no se hace en términos generales de la mejor manera, sino que ocupan esos puestos los amigos y compañeros de partido aunque no tengan esas capacidades.

Los partidos políticos tienen una especie de Secretarias Sombra, que representan el símil de los diversos ministerios y direcciones generales del Estado; esos cargos internos son ocupados por profesionales de las diferentes áreas, especializadas, que salvo excepciones no hacen nada.

Que deben ocupar el tiempo que le dedican a su partido, entre otras cosas, a estudiar los diferentes proyectos que se presentan al congreso, incluso preparar pre proyectos para sus legisladores en los diferentes sectores a que pertenecen, que por sus co nocimientos técnicos entiendan son beneficiosos para el país.

De modo que ellos pueden muy bien fungir como asesores legislativos de los congresistas de sus partidos para el estudio de los diferentes proyectos de leyes. Algo que les serviría, además, de ejercicio o práctica para cuando su partido llegue o esté en el poder, desempeñarse en sus funciones con mayor conocimiento, eficiencia y consigan el éxito deseado.

Ha llegado el momento de producir cambios institucionales verdaderos, pues incluso fue una bandera de lucha de la oposición hoy en el poder. No es dejar al libre albedrío las consideraciones de manera individual de cada legislador al respecto, es ¿cuál es la posición institucional del PRM?, ¿cuál la del presidente Abinader? Y si sus congresistas, por demás mayoría en el Senado, asumirían la directriz de su partido, que coincidiría ampliamente con la ciudadanía.

Vamos asumiendo responsabilidades, no nos hagamos los locos, pues dicha postura tendría malas consecuencias en el corto, mediano y largo plazo.

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