Más sobre la neurología y la literatura moderna

Más sobre la neurología y la literatura moderna

Pidiendo mil perdones a mis amables lectores, reconozco que por un error de  una de mis secretarias,  este artículo debió aparecer el domingo pasado, refiriéndome a la joven doctora Marcia Castillo; ella es una talentosa neuróloga dominicana, quien preside la Federación Dominicana del Mal de Parkinson; soy un entusiasta colaborador de la federación por ser el delegado en el país de la Sociedad Mundial de Parkinson y Movimientos Anormales.

Hace unas semanas la neurocientista nos ofreció una enjundiosa conferencia con el tema de la “Neurología extraordinaria, una mirada a la neurología en la literatura moderna”. Su conferencia, muy motivante e ilustrativa, deseo compartirla y comentarla con mis benévolos lectores. Para mí fue emotivamente nostálgica, en razón  de que recordé  mis años de la juventud en dichas obras.

Un neurólogo español con ejercicio en Inglaterra, el Dr. Iván Iniesta López, con el que tenemos varias coincidencias: nos gusta la literatura, nos gusta escribir, nos formamos en Inglaterra, y tenemos igual interés en las epilepsias. En su discurso de ingreso a la Asociación Española de Médicos Escritores en abril del 2010 dijo lo siguiente: “El médico en ejercicio, con curiosidad pero sin tiempo apenas para el desarrollo de otras vocaciones paralelas o complementarias como el arte o las letras, educado para observar la realidad con los prismáticos o microscopios de una mente curiosa por necesidad, ha ido encontrado patologías de índole variada entre  sus más ilustres predecesores. 

 Las sucesivas tentativas por explicar el arte en términos científicos han resultado sin embargo, por lo general tan asiduas como infructuosas a lo largo de la historia. Una limitada formación humanística, la excesiva confianza en el paradigma  científico actual  y un sentimiento de preeminencia en todo lo tocante a enfermedades  han desembocado en tratar de explicar algunas producciones artísticas como secuelas  de enfermedades…”.

La Dra. Castillo incluyó comentarios sobre el Hidalgo de la Mancha, el Quijote, aunque no pertenece a literatura moderna como ella bien señaló: “Todos los hispano-parlantes tenemos el quijote detrás de la oreja”. En la oportunidad recordé que el propio Dr. Iniesta propuso en el 2008, el término diagnóstico “Síndrome de Don Quijote” para designar aquellas transformaciones neuropsicológicas y/o cambios de comportamiento asociados con las excesivas lecturas de  obras literarias, en honor al personaje de Cervantes, a quien la desaforada lectura de libros de caballería y de mitología grecorromana condujeron a un estado de enajenación.

 Ella hizo una pregunta cartesiana sobre literatura y medicina, ¿quién imita a quién? citando a Jacinto Benavente, que escribió: “Hoy se ha entrado la ciencia por mis dominios con gran aparato investigador; más, como siempre, antes que los hombres de ciencia supieron los poetas las verdades del misterioso abismo de mi reino”. Benavente (1866-1954) Premio Nobel de Literatura 1922.  Tocó  el tema de las epilepsias en la literatura,  refiriéndose a Fiodor Dostoievski (1821-1881)  quien fue epiléptico toda su vida, a lo largo de su obra literaria se suceden personajes que reflejan y proyectan la enfermedad que sufrió el escritor. Estableciendo un paralelismo entre ficción y realidad en su amplia producción desde La Patrona hasta los Hermanos Karamachov, reflejando el relato patográfico del escritor. Demostró la culta neuróloga que medicina y literatura no deben considerarse como géneros extraños entre sí,  pues son muchos los ejemplos de sus recíprocas aportaciones. ¡Extraordinario!

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