Más sobre los aspirantes en el presente y futuro

Más sobre los aspirantes en el presente y futuro

Teófilo Quico Tabar

Cuando expresé la semana pasada que tanto Hipólito Mejía como Leonel Fernández, o los grupos que los alientan, harán todo lo posible para que sean candidatos en las próximas elecciones, no estaba manifestando simpatías hacia determinado aspirante ni descartando las posibilidades de otros; tampoco si en realidad lograrán sus aspiraciones. Solo traté de ser coherente con mis planteamientos, pues para nadie es un secreto que desde hace mucho tiempo vengo resaltando el peso inconmensurable de los expresidentes en nuestro país, y como es de suponer, en sus propias organizaciones.

Expongo lo que de acuerdo a las experiencias y conocimiento pienso que podría ocurrir en los próximos procesos electorales, o lo que a mi juicio influirá en las decisiones de los posibles candidatos. Porque el que analiza asuntos políticos donde hay tantos saltos, intereses e incoherencias y pretende ser objetivo, debe sustraerse de conveniencias y sentimientos partidarios, y como no formo parte de ninguna organización, no me resulta tan difícil.

Si Hipólito o Leonel le convienen como candidatos a sus organizaciones o al país, no es el objetivo de mis análisis en estos momentos; sino que, adelantándome a lo que pudiera ocurrir en sus partidos, estoy manifestando que hay razones de peso que impulsan a ambos a procurar la candidatura en el 2016. Porque pienso que anímicamente los dos necesitan o quieren otra oportunidad. Hipólito por la forma en que se alega que terminó su gobierno, por los resultados de las elecciones pasadas, y por la expulsión de su partido; y Leonel para tratar de borrar la imagen que se le ha creado.

El que no comprenda eso jamás entenderá el comportamiento humano de los políticos y mucho menos de los expresidentes. Su retiro será por decisión propia, no por inducción interna o externa.

Se trata además de una cultura enraizada en los diferentes sectores, pero sobre todo de poder. No solo de poder político, sino económico por igual. Y si ellos no están pensando en eso, los empujan. Hipólito y Leonel aunque pudieran resistirse o manifestar posiciones dubitativas en un momento determinado, jamás atajarán a quienes los promueven para las próximas elecciones. Por el contrario, les darán rienda suelta.

Y aunque Danilo no ha dejado entrever oficialmente su disposición a una posible reelección, que para algunos, entre ellos yo, dejará sus aspiraciones para el 2020, nadie debe soñar que grupos allegados abandonen esa faena por la reelección. La mantendrán por su propia cuenta o con el apoyo de algún sector de poder. Siempre estarán esperando por una circunstancia favorable. Que haya una rendija por dónde colarla.

Mientras tanto, con miras a ese futuro continuarán desarrollándose dirigentes con más o menos juventud. Con la adquisición de experiencias y capacitación, podrán hacerle frente a lo que pudiera esperarle al país en esa época. El gran reto para ellos es saber cómo van a encauzar sus aspiraciones, y por cuál cauce van a deslizar sus potencialidades, sin provocar desbordamiento ante cualquier tormenta tropical.

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