Las tenazas de los compradores de falsos políticos y sus secuaces, a veces han llegado hasta recintos sagrados, pero cuando el tribunal electoral, que son las elecciones que se avecinan, y los genuinos dirigentes, máximos exponentes de las masas, comiencen a eliminar de las boletas electorales a esta crápula de la nación, cuando los máximos dirigentes, honestos y disciplinados comiencen su elección de candidatos a los cargos menores, deben ver con una lupa antes de señalar personas, deben consultar a la opinión pública sana de la nación, si quieren una patria mejor y ganar la elecciones, los corruptos, grandes y pequeños de ayer y de hoy, no pueden estar en la nómina del ganador, porque el pueblo lo señala, porque no podemos elegir hombres que se satisfagan con cualquier cosa, que venden su conciencia y la paz de la república, porque no se puede lograr una superación del país con hombres que estén dispuestos a echarle manos a todo lo que le quede cerca con tal de vivir ellos mejor y el pueblo peor, hay que sacar a los mediocres, mezquinos y salteadores del camino hacia el poder.
No se debe olvidar que “la mayoría de los pueblos han aprendido en la últimas décadas que la única oportunidad que tienen para sobrevivir” es el sacrificio, que lo demás es el camino a la barbarie o la auto destrucción, y el pueblo dominicano no es ajeno a esto por lo que deberá, como Lázaro, levantarse de su tumba y acabar con los politiqueros, que primero se venden ellos al mayor postor y cuando el desprestigio los arropa, tratan de vender la patria, como dijo un reconocido periodista, “hemos asistido y seguiremos asistiendo a una exhibición estentórea de dignación moral”.