Más sobre nueva agropecuaria nacional

Más sobre nueva agropecuaria nacional

En la entrega anterior plantee que para la reconversión de la agropecuaria nacional se requiere producir el cambio hacia un modelo de desarrollo productivo, que se oriente a la búsqueda de la soberanía alimentaria y a convertir a la República Dominicana en un país agro-exportador. Definimos dos prioridades para avanzar en ese sentido: el acceso al crédito del productor agropecuario y de una efectiva política de producción, almacenamiento y uso racional del agua. Concluyo enumerando otras grandes decisiones que es necesario adoptar e implementar en la agropecuaria nacional.

3. Adopción de nuevas y modernas tecnologías. Es necesario relanzar el Instituto Dominicano de Investigaciones Agropecuarias y Forestales –IDIAF-, institución que sobrevive con un presupuesto de miseria que se gasta en un 80% en pago de personal.

Además, los aportes tecnológicos y de conocimientos producidos por este instituto, regularmente son ignorados por el Ministerio de Agricultura y no se ponen a disposición del sector agropecuario a nivel nacional. Sin producir y validar tecnología en la agropecuaria no es posible la transformación productiva. Aprendamos de los países que han sido exitosos en materia agropecuaria.

4. Programa nacional de nivelación y conservación de suelos. Con ello son millones las tareas que podrán ser incorporadas a los sistemas de irrigación utilizando las cantidades adecuadas de agua y sin desperdiciarla.

Pero lo que es más importante: la nivelación evita que millones de toneladas de suelos fértiles se vayan al mar a través de la escorrentía de ríos y cañadas con la secuela de desertificación de algunas áreas productivas. Este proceso de nivelación nos ayudará a incrementar la necesaria mecanización en el proceso productivo y así mejorar eficiencia y costo.

5. Potencializar genéticamente materiales de siembras (semillas) criollas e introducirlas para que sean más productivas y más tolerantes a plagas y enfermedades.

6. Enfrentar y resolver el serio problema de la comercialización. Actualmente hay una gran distorsión en la forma como se maneja el mercado de productos alimentarios. Las más de las veces, el consumidor paga hasta diez veces más el valor que recibe el productor por un rubro. En las grandes ciudades se han desarrollado mafias enquistadas en mercados y que sin ningún tipo de inversión y sin tener ningún tipo de riesgo cobran diariamente al productor hasta un 10% de la venta bruta, por solo tener el control de los mercados. Por eso es necesario poner a disposición del sector productivo la nueva modalidad de mercado que se está estableciendo a partir del Merca Santo Domingo.

El otro componente de la comercialización es el mercado internacional. El Gobierno tiene que hacer que los agentes consulares sean entrenados en la búsqueda de acceso de la producción agropecuaria del país a los mercados donde podemos llevar nuestras exportaciones.

Un caso concreto a ponderar es el comercio de productos agrícolas con Venezuela, en el esquema de Petrocaribe. Se trata de un mercado de 40 millones de consumidores. Hay que diversificar la oferta agroalimentaria al Gobierno y pueblo venezolanos y no depender única y exclusivamente de las habichuelas negras.

7. Bajar los costos de la producción agropecuaria. Lo que todos aspiramos es a bajar el coste de la producción. Conviene al productor, al consumidor, al Gobierno. Están muy claras las causas que encarecen la producción agrícola. En ese sentido el Gobierno puede definir políticas que posibiliten la dismunición del costo y por tanto ser adquiridos a mejores precios por el consumidor, sin que el campo se vaya a la quiebra, ni tenga que subsidiar a las ciudades. ¿Cuáles son éstas? i) rebaja sustancial de los intereses hacia el sector productivo; ii) abastecimiento de combustible sin el actual nivel de gravamen e impuestos; iii) regularización de los precios de los agroquímicos y fertilizantes, hoy manejados monopólicamente por dos o tres compañías importadoras.

8.- Reestructuración de las instituciones públicas del sector agropecuario. En la actualidad hay unas 15 instituciones públicas que se ocupan de los asuntos del sector agropecuario. La características es su total dispersión, sin que el Ministerio de Agricultura las dirija y lidere, sino que en su mayoría se manejan entre sí como pequeñas islas de poder y actúan con total autonomía. Estas instituciones además son presas del clientelismo, y cuentan con nóminas superabultadas, que consumen el 90% del presupuesto del sector. Al campo llega la ínfima parte sobrante. Por esta razón, en los últimos 20 años, ha desaparecido prácticamente el apoyo directo en cuanto a la asesoría que deben dar las instituciones públicas agropecuarias.

Eso significa que el agricultor no recibe, por esa vía, las informaciones más acabadas para la protección y cuidado de sus cosechas. Hay que hacer una verdadera reingienería de las instituciones del sector agropecuario, colocando en el centro y liderando al sector al Ministerio de Agricultura. La reconversión de la agropecuaria nacional, para que sea algo más que una palabra de moda, requiere de un Gobierno con voluntad política y real compromiso para impulsar un modelo de desarrollo productivo. Este es pues el gran reto que tenemos por delante en la agropecuaria nacional.

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