Más sobre un año impredecible

Más sobre un año impredecible

Por los indicios externos de lo que se recibe de ultramar, nos indican que estaremos enfrentando serios embates financieros y sociales. Éstos podrían alterar la estabilidad y se le añadiría la inconformidad generalizada, manifestándose con tantas protestas populares por los severos inconvenientes en la delincuencia, los apagones, vías públicas en mal estado y una sordera, al borde de la tozudez, de las autoridades para no prestar atención a los malestares.

Pese a lo explosivo que aparenta ser la situación social del país, ésta todavía se mantiene firme en su proceder económico, que sin duda evitaron algunos de los embates negativos externos que perforaran por completo el supuesto blindaje protector del tambaleo de las economías de otras naciones similares.

Pudimos haber creído que el blindaje nos protegía de tantas convulsiones externas, ya que la estabilidad monetaria se sostiene por las ajustadas medidas emanadas del Banco Central porque cada día se derrumban las economías de otras naciones con la bancarrota declarada de importantes empresas, que antes eran íconos de la perfección capitalista.

Inmersos en la euforia de estos días pre navideños, nos damos cuenta que en el espíritu del dominicano no se albergan todavía los temores que azotan a otras comunidades internacionales, incluso las de nuestros compatriotas en ultramar, muchos de los cuales ya han perdido sus empleos en Estados Unidos y en Europa y hasta consideran regresar desconsolados por la pérdida del sueño de mejoría.

Hay razones que están muy presentes en el comportamiento económico nacional, que han permitido asegurar una muy buena estabilidad. Ésta se basa en la prudente política económica que las autoridades monetarias han sostenido y aplicado en los pasados meses. Incluso es una continuación de lo que se estableció en aquel lejano agosto del 2004 cuando la inflación superaba el 40% y la tasa de cambio coqueteaba con el 50 por 1. En el 2008 se terminaría con una inflación inferior al 8%, una tasa al tope del 35 por 1 y un FMI orgulloso del país.

La recuperación del país, desde agosto del 2004, permitió abrir las puertas de la confianza internacional y llevar a cabo un estricto programa de ajustes impuesto por el FMI, que alimentó la economía con dólares frescos, permitiendo atraer inversiones, consolidar los programas monetarios y fiscales de forma que hasta ahora se ha podido resistir la recesión mundial y beneficiarnos con un petróleo cada vez más barato, al haberse precipitado su precio por debajo de lo que costaba en 2005.

Si los políticos oficiales no presionan a las autoridades monetarias, para que modifiquen las políticas establecidas, y si el gobierno disminuyera el gasto corriente, estamos seguros que el país resistirá airosamente ese golpeo recesionista y paralizante que amenaza a nuestras costas. En consecuencia, estaríamos en condiciones de seguir brindando a los miles de turistas que nos visitan las playas y montañas, para que aquí encuentren un lugar en donde aliviar sus tensiones y preocupaciones de muchos y se asegure la alimentación de los dominicanos, a los turistas y, lo más importante, a una buena parte de la población occidental de la isla.

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