¿Más transfuguismo?

¿Más transfuguismo?

ROSARIO ESPINAL
Una de las principales características del sistema de partidos dominicano actualmente es la recomposición de las fuerzas electorales. Desde principios de los años sesenta hasta principios de los ochenta, el sistema político se caracterizó por un bipartidismo polarizado entre el Partido Reformista y el PRD.

A partir de fines de los ochenta se pasó a un tripartidismo, con la emergencia del PLD como fuerza electoral con posibilidades de triunfo.

Tomó 10 años (de 1986 a 1996) para que el PLD pudiera ascender al poder, evento que ocurrió con el apoyo del conservador Balaguer y sin la utopía transformadora que había gestado el proyecto de liberación nacional.

El partido de principios boschistas, amparado por el balaguerismo, gobernó en 1996-2000 con un equipo joven e inexperto, bajo el liderazgo emergente de Leonel Fernández.

Aquel período sirvió de ensayo gubernamental y después de la derrota del 2000, el PLD volvió a ser el partido pequeño que operaba como un club social, dirigido por un comité político de amigos más que de competidores.

La avalancha electoral del PRD en 1998 y 2000, producto de factores coyunturales como el resentimiento popular con el «Frente Patriótico» que tronchó el triunfo de Peña Gómez en 1996 y su posterior deceso en 1998, produjo la sensación de que el perredeísmo constituiría la fuerza electoral fundamental que reemplazaría la hegemonía gubernamental balaguerista.

Pero la tendencia electoral comenzó a revertirse en el 2002 cuando, a pesar de ganar la mayoría de posiciones en el Congreso y los municipios, el PRD redujo su votación a 42%, de 51% que había obtenido en las congresionales- municipales de 1998 y casi 50% en las presidenciales del año 2000.

El descenso electoral perredeísta continuaría en el 2004, alcanzando sólo 34% de los votos con alianzas.

El Partido Reformista, por su parte, ha sufrido una hemorragia en la última década. Su votación bajó de 42% en 1994 a 9% en las presidenciales de 2004, y la tendencia ha sido similar en elecciones congresionales municipales.

La crisis económica de 2003- 2004 se convirtió en un golpe de suerte para el PLD, que absorbió el descontento popular con el gobierno perredeísta en las presidenciales de 2004 y las congresionales-municipales de 2006.

Pero después de ambas debacles electorales, el PRD ha logrado mantener sus facciones contenidas; no así el PRSC.

Desde la campaña electoral de 2004, se inició un proceso de transfuguismo del reformismo al peledeísmo.

En principio emigraron los dirigentes reformistas descontentos con las primarias celebradas para escoger candidatos para las elecciones de 2004, 2006 y 2008. Más recientemente se ha iniciado la migración de reformistas en cargos electos municipales.

Con efectos mediáticos por los cacerolazos clientelistas, Amable Aristy ha logrado animar votantes a favor del reformismo. Pero las limitaciones del candidato y el hiper-clientelismo no auguran un avance electoral significativo de ese partido, mucho menos, una recomposición después de las elecciones de mayo.

De ahí que funcionarios electos reformistas que deseen nominaciones para las elecciones congresionales-municipales de 2010 pudiesen estar tentados a cambiar de afiliación partidaria.

La magnitud del transfuguismo que se produzca antes de las elecciones presidenciales del 16 de mayo, será uno de los factores claves que determinará el resultado de las próximas elecciones.

El fenómeno también afectará el estado de fortaleza o debilidad en que queden los tres partidos principales después de concluir las elecciones.

En este sentido, los comicios presidenciales del próximo mayo son importantes no sólo porque se elegirá el Presidente de la República, sino también porque marcarán con mayor claridad las tendencias de recomposición partidaria que se producirán después de las elecciones.

En lo inmediato, a quien más preocupa la situación de los partidos pos elecciones 2008 es a los funcionarios electos en el Congreso y los municipios, porque el tiempo entre 2008 y 2010 es corto para asegurar nominaciones y triunfos.

En resumen, mientras el transfuguismo entre 2004 y 2006 fue fundamentalmente de dirigentes políticos, en el 2007-2008 también incluye a políticos en cargos electos que buscan asegurar futuras posiciones.

El gobierno tiene recursos para hacer ofertas de compra y muchos políticos podrían estar dispuestos a aceptar las ofertas.

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