Más vale hacerle caso a la UNCTAD

Más vale hacerle caso a la UNCTAD

La República Dominicana le vende a Estados Unidos el 86% de su producción. Por otro lado, la economía local tiene entre sus soportes más importantes las remesas provenientes de los dominicanos residentes en aquel país. Una crisis que provoque en nuestro socio del norte un recorte de la demanda de bienes importados, que restrinja el crédito, reduzca el flujo turístico  y provoque despidos, tendría, necesariamente, efectos terribles para la economía dominicana. A lo anterior hay que sumar el aplazamiento de proyectos de inversión de capitales estadounidenses en nuestro país, una contracción de la demanda de bienes de las zonas francas locales y la consabida crisis de confianza en los capitales de inversión.

Frente a estas expectativas, más nos conviene tomar en serio las advertencias del secretario general de la Conferencia de las Naciones Unidas para el Comercio y el Desarrollo (Unctad), Supachai Panitchpakdi, sobre los perjuicios  que provocará en la República Dominicana el descalabro de las finanzas estadounidenses. Lo aconsejable es aplazar las grandes obras no prioritarias, abstenerse de tomar préstamos internacionales con esos fines, recortar drásticamente el gasto público, por cierto inflado debido a algunas prácticas oficiales,  y promover austeridad en la población a todos los niveles.  El optimismo de algunos no se corresponde con las expectativas.

Agua mala, poca y desperdiciada

La Organización Panamericana de la Salud (OPS) y la Organización Mundial de la Salud (OMS) afirman que el agua de más del 50% de nuestros acueductos es de mala calidad y que el servicio es intermitente, es decir, también de mala calidad. Nosotros aportamos a ese diagnóstico de estos organismos altamente calificados la afirmación de que el agua nuestra es la más desperdiciada, y esto contrasta con el hecho de que cada vez hay más demanda y menos agua.

Una de las causas de la mala calidad y el precario suministro es la falta de supervisión sobre la forma de operar los acueductos y sus tomas de abastecimiento. Los frecuentes desbordamientos de ríos tienen gran influencia en esta situación, sobre todo cuando arrastran desperdicios hacia las fuentes de abastecimiento. Influirán también otras causas, pero la realidad es que tenemos agua de mala calidad, suministrada de manera intermitente y, además, desperdiciada con el mayor desparpajo.

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