En la Sala Aida Bonnelly del Teatro Nacional, la joven violinista dominicana Rebeca Masalle, ofreció un magnífico recital, acompañada al piano por Galen Dean Peiskee Jr. Pianista norteamericano multifacético, solista, pianista orquestal y pianista acompañante.
Inicia la entrañable noche musical, se escuchan toques en el piano fuera del teclado, cual instrumento de percusión, una especie de preludio que nos introduce en la Suite “Historia del Tango”, de Astor Piazzolla, piezas expresivas con aires de melancolía. Inicia “Bordello 1900”, en el que el compositor describe los orígenes del tango, luego el segundo tema “Café 1930” es más romántico.
La tercera pieza “Nightclub 1960” es ya un tango transformado, con influencias del Bossa Nova, en el que se alternan pasajes rápidos y secciones lentas. La última pieza “Concert d’Aujourd’hui -Concierto de hoy en día- es el tango moderno, un estallido de virtuosismo que Rebeca Masalle asume, mostrando en cada pieza su destreza técnica, que le permite abordar los diferentes géneros.
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A continuación cambia el ambiente, Las “Tres Romanzas para violín y piano Op.22 de Clara Schumann, nos remiten al romanticismo. En el Andante Molto, disfrutamos de apasionados y contrastantes diálogos con toques gitanos . El violín sincopado recrea la atmósfera melancólica del Allegretto, con un final encantador en pizzicato, y el piano burbujeante. En la hermosa romanza final “Leidenschaftlich schnell”, la violinista muestra excelente fraseo, gran capacidad melódica en perfecta armonía con el pianista.
Tras un corto intermedio, los primeros acordes suaves y pausados de “Estrellita”, canción del compositor mexicano Manuel Ponce, nos remite a tiempos pasados, las primeras décadas el siglo XX cargadas de romanticismo. Su hermosa melodía una especie de “lieder” alemán, se ha convertido en un clásico, interpretado por grandes cantantes. La versión que escuchamos es un arreglo del violinista Jascha Heifetz, quien la interpretó magistralmente. La dulzura y belleza melódica de esta canción, nos llega a plenitud con la excelente ejecución de la violinista, en perfecta sintonía con el pianista, logrando emocionarnos e inevitablemente recordar sus versos “Estrellita de lejano cielo, que sabes mi dolor, que sabes mi sufrir”….
El recital cierra con la Sonata en Sol menor para violín y piano L.140 de Claude Debussy. Con acordes serenos el piano inicia, el primer movimiento Allegro Vivo, con brío el violín responde. El Interméde: Fantasque et léger es un movimiento ágil, lúdico. La introducción del Finale: Trés animé, nos trae la introducción nostálgica del primer movimiento, luego el ritmo se apodera en todo momento. La violinista se decanta en los pianissimos, y en los pasajes virtuosísticos. El pianista más que acompañar es un cómplice, que unidos logran la belleza del todo de esta hermosa y cálida Sonata.
Tras cada pieza interpretada, el público que llenó el aforo de la Sala, aplaudió satisfecho, consciente de haber asistido al nacimiento de una Estrella de nuestro firmamento: Rebeca Massalle.
Llegar una artista hasta este punto no es sólo producto del talento con que se nace, que definitivamente posee Rebeca, es sobre todo producto de un trabajo continuo, abordado con pasión. Luego de concluir sus estudios con las mejores calificaciones en el Estudio Diná, recibe clases con la profesora Mercedes Ariza de Díaz y con los profesores Paul y Timothy Kantor, traídos al país por la Fundación por la Música, institución creada por Margarita Auffant Najri, siendo merecedora de una beca para una licenciatura en violín, en la Florida State University Tallahase.
Terminado estos estudios próximamente optará por un máster en Barcelona. Un porvenir promisorio le espera a Rebeca Masalle. Nuestros mejores deseos, que su luz brille por siempre. Exitos.