Matamoro desentraña la vida familiar que dio pie a los grandes escritores

Matamoro desentraña la vida familiar que dio pie a los grandes escritores

Madrid,  (EFE).- Padres ausentes, violentos, promiscuos, madres idealizadas, fantasmas de hermanos muertos. Todo ello forma parte de las vidas de los grandes escritores, en cuya obra siempre se refleja su historia, como demuestra «Novela familiar», el libro de Blas Matamoro sobre el universo privado del escritor.

Cervantes, Camus, Mario Vargas Llosa, Faulkner, Sartre, Marguerite Duras, Shakespeare, Djuna Barnes, Marguerite Yourcenar, Mary Shelley, Umbral, Bryce Echenique, Carson Mac Cullers, Nabokov, Pasolini y así hasta más de 300 escritores de Europa y América, forman parte de esta «Novela Familiar. El universo privado del escritor», un ensayo o unos microrrelatos sobre la influencia familiar en la vida y obra de estos creadores.

Un libro que ha escrito el narrador y crítico Blas Matamoro (Buenos Aires, 1942) tras décadas de estudio y reflexión, que le ha valido el premio Málaga de Ensayo 2010.

Inspirado por el ensayo de Sigmund Freud «Novela familiar del neurótico», Matamoro plantea de forma literaria, novelada y muy divulgativa qué significa la literatura en la vida del escritor y cómo trata de resolver sus problemas por medio de la escritura.

«El escritor -añade- no solo inventa su obra sino que también inventa su vida, al hacer narrable algo en si mismo inenarrable(…) Nunca tenemos acabada la definitiva historia de la vida de un escritor como tampoco tenemos leída del todo y para siempre su obra».

Uno de los ejemplos de los que habla Matamoro es el universal Mario Vargas Llosa (Péru, 1936), quien hasta los 10 años no supo que su padre estaba vivo, ya que su madre le había contado que estaba muerto. Se inventó una familia sustituta en la que su padre era el elegante tío Lucho y su madre, la tía Julia, con la que se casó a los 19 años.

Matrimonio que contará después en «La tía Julia y el escribidor», ya casado con su segunda mujer, Patricia, con la que empieza a hablar de su escritura, esa vocación que su padre siempre le negó por considerarla tarea para homosexuales, pero que fue el acicate que llevó a Vargas Llosa a convertirse en una de la plumas mas famosas.

La escritora francesa Marguerite Yourcenar (1903-1987) no conoció a su madre, que murió al darla a luz. De su padre, que tenía un hijo de su anterior matrimonio, tampoco recibió afecto y fue criada por ayas y gobernantas.

Matamoro escribe que es posible que su progenitor influyera en su vocación literaria porque había escrito relatos y poesías que después la propia Marguerite rehizo y firmo con su nombre.

«Reformuló a su padre, haciéndose padre de si misma. No quiso nunca ser madre y se enamoró de mujeres, las amantes de su padre, o de hombres que se iban después con otros hombres. Y los protagonistas de sus obras suelen ser hombres homosexuales, como el emperador Adriano.

Otro de los casos con herencia familiar importante es el estadounidense William Faulkner (1897-1962), con una familia paterna de pioneros, comerciantes, políticos y banqueros, pero con un padre abúlico e indiferente. «Su madre es culta y lectora y abre a su primogénito un espacio donde construirse sin modelo paterno».

«Faulkner no escribe sobre el padre pero en sus textos le obsesiona la figura del burgués prestigioso y abúlico siempre en conflicto con sus hijos, desarraigado y errante», dice el ensayista.

Francisco Umbral (Valladolid, 1932-Madrid,2007), hijo de una mujer soltera y de un hombre casado que no le reconoce, se entera tardíamente de quién es su madre, a quien anteriormente la había considerado su tía. «La escritura es la condición de supervivencia en una historia personal cercada por el alcohol, el éxito mundano y la muerte», concluye Matamoro. EFE

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