BAGDAD (AFP).- Al menos 10 personas murieron ayer en distintas partes Irak, mientras que la capital Bagdad se despertó bajo el ruido de las explosiones, a pesar del estrecho plan de seguridad de tropas iraquíes y estadounidenses.

El representante en Kerbala del gran ayatolá Ali Sistani, la mayor autoridad religiosa chiita en Irak, llamó a los ministros del gobierno iraquí —refugiados en la llamada zona verde— a ir a constatar en el terreno el sufrimiento del pueblo.

“¿Por qué tienen miedo? Vayan a encontrarse con la gente y averigüen su situación. Vivan con ellos su sufrimiento y la violencia de sus vidas. ¿Sus almas y su sangre es más preciosa que la de los ciudadanos iraquíes?”, predicó el jeque Abul Mahdi Al Kerbalai, en la localidad islámica santa de Kerbala.

Decenas de explosiones se escucharon en Bagdad este viernes, sin dejar víctimas. Varios obuses de mortero explotaron en el centro de la capital, entre los barrios de Zaafaraniyah y Karrada. Otros dos obuses tocaron Madaen (suroeste) “sin dejar heridos”, según el general Abdel Karim Jalaf, portavoz del ministerio del Interior.