Matar por diversión o lograr notoriedad

Matar por diversión o lograr notoriedad

Chis Lane, un beisbolista australiano fue asesinado a tiros por tres adolescentes que decidieron matarlo porque se encontraban “aburridos” o no sabían qué hacer, y decidieron matar al que pase por su frente. No solo en Estados Unidos se están registrando hechos como este, sino que también en Latinoamérica se registran homicidios o muertes violentas, en las que participan adolescentes y jóvenes, sin que se encuentre causas determinantes. Es decir, no son muertes en defensa, por atracos o secuestro, por ajuste de cuenta, por sicariato o por encargo. Nada de eso, son homicidios no planificados que se dan de forma circunstancial donde unos adolescentes sin proyecto de vida o vida sin propósitos; aburridos del internet, del chateo, de los video juegos, deciden hacer algo diferente, que produzca noticia, o dé de que hablar, para salir de la rutina de una vida de poca adrenalina.

El análisis es complejo, más bien se trata de esta nueva cultura hedonista, consumista, de la cultura de la prisa y del relativismo, que ha reproducido conductas deshumanizante, individualista, desconectada de toda visión altruista. Estas sociedades desarrolladas con tecnologías de videojuegos violentos donde se usan armas para matar al enemigo, simular guerras, bandas que matan policías o policías perversos y psicópatas que producen muertes en series en los videojuegos”. Estas condicionantes son las que van alterando las estructuras cerebrales: amígdalas, sistema límbico, corteza pre-frontal, almacenando en ellas estos episodios violentos y haciendo un cerebro más reactivo y menos discriminativo en medir consecuencias.

Por otro lado, cientos de adolescentes viven sin vida altruista, sin deportes, sin vida espiritual, sin participación social, con pobre sentido de utilidad. Esas realidades, junto a la ausencia de una vida sin propósitos, desmotivados, y de pobre referencia social, les lleva a asumir conductas de alto riesgo social sin valorar las consecuencias y sin ponerse límites sociales ni morales.

Esa cultura de vida sin propósitos en cientos de adolescentes, junto al consumo de drogas y de adicción a videojuegos ha puesto en evidencia esta nueva modalidad de asesinar por “diversión” por “entretenimiento” o por buscar notoriedad o validación a través del llamado “Líderes negativos”.

Para las sociedades tener respuestas diferentes y comportamientos saludables tienen que articular políticas públicas en adolescentes con altruismo social. Las escuelas deben motivar y estimular a los adolescentes en proyecto de liderazgo saludable Integrales, donde aumente la autoestima, la identidad, el auto-concepto, y la actitud gregaria y colectivista, con tolerancia, cultura de paz y de amor por el prójimo.

Solamente el trabajo integral de la familia, la escuela y la sociedad, producen un nuevo ser social, equitativo, altruista y sintiente de los problemas sociales y del humano que sufre.

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