Matar: la peor de las opciones

Matar: la peor de las opciones

La actividad delictiva ha aumentado con tal vigor, que el Estado ha tenido que diseñar planes excepcionales para tratar de garantizar la seguridad ciudadana. Y este auge inocultable, que se pone de manifiesto a diario y que ya invade las que fueron zonas tranquilas  y seguras, es la mejor muestra de que matar delincuentes, reales y supuestos,  en intercambios de disparos auténticos o inventados, no es la mejor fórmula para resolver el problema de la delincuencia.

En el momento crucial de un ataque armado contra la autoridad, la respuesta lógica de los individuos bajo asedio es usar las armas para repeler la agresión. En esta circunstancia específica dominan la reacción de respuesta, en secuencia lógica, el instinto de supervivencia, el derecho a la defensa propia y el principio de autoridad. Pero aún en este tipo de eventualidad es necesario medir la prudencia del uso de la fuerza.

La seguridad ciudadana, y eso incluye la preservación de la integridad de militares y policías, tiene que basarse en opciones científicas y civilizadas. La autoridad no puede ni debe alentar fórmulas basadas en la premisa del exterminio, ni siquiera cuando existe  la preocupación justificada de que la justicia no está jugando bien su papel. En ningún momento deben coincidir los códigos de la autoridad con los de los delincuentes, que no tienen el mínimo respeto por la vida de sus víctimas.

ALERTA DE TORMENTA

Nuestro país está en la trayectoria de la  tormenta tropical Chantal. Los pronósticos indican que se producirán abundantes lluvias y  vientos de regular intensidad, lo que significa riesgos para los residentes en zonas vulnerables a crecientes de ríos, arroyos y cañadas, deslaves así como oleajes anormales. Hay por esta causa alerta de tormenta cuyos niveles se basan en la proyección de la trayectoria de la tormenta.

Los residentes en zonas peligrosas deben permanecer atentos a los informes del Centro de Operaciones de Emergencia (COE) y seguir las orientaciones de este organismo. Deben colaborar con  las operaciones de prevención que tienen  por objetivo preservar vidas. Y las autoridades están en el deber de divulgar los posibles refugios en caso de emergencia. Los ciudadanos deben mantener la prudencia, sin alarmarse por rumores pero sin subestimar la peligrosidad de la tormenta.

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