Mateo Morrison: “Prefiero que me llamen poeta”

Mateo Morrison: “Prefiero que me llamen poeta”

A Mateo Morrison no le conviene que la gente recuerde con tanta precisión su primer poemario, “Aniversario del dolor”. Esa predilección del público por aquellos poemas “de urgencia” le ha impedido quitarse la marca de “poeta social” y de ser reconocido igualmente por los otros temas tocados por su poesía.

Quizás por eso, en 2008, treinta y cinco años después de haberse lanzado formalmente al ruedo literario, Mateo publicó una antología titulada “Las palabras están ahí”, como queriendo que leyéramos el resto de su obra y nos fijáramos también en sus poemas de amor, nostalgia, intimidad.

Ciertamente, quien lea esa colección podrá conocer al poeta de variado registro que ha galardonado el jurado del Premio Nacional de Literatura 2010 que otorga la Fundación Corripio. No obstante, un sector de la crítica literaria, y algunos de los poetas filosóficos y metafísicos, desdeñan la poesía de Mateo, teniéndola como panfletaria.

LMG. ¿Tienes algo que decirles a esos críticos y poetas, ahora que tienes el premio en las manos?

MM. Que relean “Aniversario del dolor”, ese libro que los lectores han convertido en un símbolo de la poesía social, porque allí encontrarán también poemas que no tienen nada que ver con las luchas políticas,  como los dedicados a la Ciudad Colonial, al mar, o a la Catedral.

Mateo admite que él mismo provocó este sesgo al elegir poemas sociales para las lecturas ante multitudes porque eran los que más aplausos provocaban, los que lo hacían sentir “con un arma en la boca” para luchar contra las injusticias.

“Pero además he escrito poemas sobre temas universales como el amor, la muerte, la vida, la alegría”, señala Mateo, explicando que la poesía social de los setenta no fue un fenómeno exclusivamente dominicano, pues también se cultivó esta poesía en Suecia, Inglaterra, España, Chile…  “Pablo Neruda escribió poesía social de buena calidad, pero en algunos trabajos bordeó lo panfletario, y eso no significa que fuera mal poeta”.

¿Un Whitman caribeño?

En los textos críticos que acompañan a los poemas de la antología “Ahí están las palabras”, algunos de sus autores sugieren una asociación de la poesía de Mateo Morrison con la de Walt Whitman, Nicolás Guillén y Ernesto Cardenal.

La escritora dominicana Sabrina Román, en “30 años de poesía y otros escritos”, afirma que “Morrison, como Whitman, padece en carne propia la angustia de aquellos pobres de solemnidad (…) protegidos aparentemente tan solo por el inmenso canto dolorido del poeta que los arrulla y consuela”.

El chileno Alberto Baeza Flores, en “La poesía dominicana en el siglo XX”, detecta una “onda fraternal whitmaniana de la mejor ley” en esos versos en los que Morrison desea “que la Poesía sea tan sincera/ que este apretón de manos/ sea también Poesía”.

Por otro lado, en el prólogo a la edición en inglés de “Aniversario del dolor”, la escritora norteamericana Rosemary Mealy considera que la obra de Morrison está a la altura de los otros “escritores de la verdad”, como el cubano Nicolás Guillén, el nicaragüense Ernesto Cardenal y la puertorriqueña Julia de Burgos.

Permanencia del dolor.  Ante la concesión a Mateo Morrison del más alto galardón literario del país, a uno le da por preguntarse si el jurado tomó la decisión por la trascendencia de su canto, cuyos signos, como dice el poeta y ensayista José Rafael Lantigua, “no rebotan con la transformación epocal”; o bien porque se trata de una poesía auténtica que retrata el dolor de hoy como lo hiciera con el dolor de los setenta.

Quiero pensar que el dolor permanece, que lo adornan otros matices pero que sigue siendo medularmente el mismo, terrible, hiriente. Y que los versos de Mateo recogen, ahora y ayer, los más tristes lamentos, la apasionada rabia. Que aquellas “urgencias” permanecen insatisfechas y necesitamos la voz dulce y dura de Morrison para exigir que se cumplan.

De hecho, el poeta mantiene su compromiso con la utopía de lo justo y por eso celebra tanto el premio como sus motivaciones.

“Además de reconocer mi poesía y mi trabajo de gestión cultural, me alegra que en su veredicto el jurado destaque mi aporte a la defensa de la libertad”, expresa Mateo, y los labios le tiemblan por la emoción. Para liberarlo de su trance, lo provoco con una pregunta irónica que él devuelve con su humildad característica:

LMG Promulgada la nueva Constitución que renombra a los funcionarios, ¿cómo te gusta que te llamen, Subsecretario o Viceministro?

MM Prefiero que me llamen poeta.

El dolor y sus matices

Quiero pensar que el dolor permanece, que lo adornan otros matices pero que sigue siendo medularmente el mismo, terrible, hiriente. Y que los versos de Mateo recogen, ahora y ayer, los más tristes lamentos, la apasionada rabia.

*El autor es periodista y escritor **Entrevista completa disponible en www.youtube.com/yolayelou.

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