Por: Javier Herrera
Este 25 de febrero se conmemora 205 años del natalicio de Matías Ramón Mella. Pero ¿cuál fue su rol con miras a que la República Dominicana sea una nación libre e independiente?
A pesar de que Ramón Matías Mella no fue uno de los fundadores de la Sociedad Secreta la Trinitaria, y vilipendiado en la memoria histórica de muchos, entre los años 1838 y 1843 se convirtió en uno de los adeptos más eficaces de esta célula política que buscaba la separación de las comunidades dominicana y haitiana para luego crear un estado independiente de toda influencia extranjera bajo el nombre de República Dominicana. Esto le mereció la plena confianza de Juan Pablo Duarte.
Nació en Santo Domingo, el 25 de febrero de 1816. Fue un prócer militar y revolucionario, que descolló como un hombre fundamental en los momentos determinantes de las luchas independentistas.
Con poco menos de 30 años de edad, en 1844, la noche del 27 de febrero Mella desempeñó un papel fundamental, cuando hizo el disparo que anunciaba el nacimiento de la República. Pero previo a eso, su sed de libertad era incuestionable, ya que en el año 1843, y mientras persistía en sus trabajos a favor de la independencia, Mella estuvo prisionero en Cotuí por el general Charles Rivière-Hérard. Luego fue liberado.
Fue Mella quien se preparó contra la posible represalia haitiana, luego de la independencia, cuando organizó toda la región del Cibao y de ahí se incorporó a los combatientes en la parte sur del país.
“No vayan ustedes a creer que Mella es héroe nacional porque tiró un tiro al aire esa noche. Fue un patriota a carta cabal, no solamente fue miembro del grupo trinitario. Luchó para proclamar la independencia, sino que después, durante la primera República, estuvo siempre defendiéndola y cuando vino la Guerra de la Restauración, Mella fue de los primeros en identificarse con la causa”. Esas fueron las palabras de Juan Daniel Balcácer, presidente de la Comisión Permanente de Efemérides Patrias, al recordar al hombre que, además, ayudó a Sánchez como jefe del movimiento independentista por la ausencia de Duarte, y redactar el Acta de Independencia y, a sugerencia suya, se le llevó a Tomás Bobadilla para su revisión en enero de 1844.
La noche del 27 de febrero de 1844 es de los primeros en llegar a la Puerta de la Misericordia, exhortando en el lugar a unos pocos temerosos a no abandonar su posición y, audaz e impulsivo, luego de proclamada la República, Mella forma parte de su primera Junta Central Gubernativa.
Para los primeros días de marzo del mismo año parte hacia el Cibao como gobernador del Distrito de Santiago y delegado de la Junta Central Gubernativa, aunque la realidad era que se desempeñaba como era el jefe político y militar de la región más importante del país.
Mella ocupó importantes cargos civiles y militares. Fue comandante de Armas, ministro de la Guerra, gobernador, ministro plenipotenciario y, como si fuera poco, fue enviado extraordinario en misión especial frente al gobierno español, para gestionar el reconocimiento de la República. Esto fue entre los años 1849 y 1861.
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Demostró, además, que era conocedor de los asuntos militares cuando se inicia la Guerra de Restauración. A este movimiento se incorporó, en agosto de 1863, confiándosele otras importantes misiones.
Pesar de pertenecer a una prominente familia del país, su valor y como un hombre con corazón de pueblo no le impidieron que luchara y se registrara en la historia de todos los dominicanos, no solo como uno de los padres de la patria, sino como un ente fundamental para que República Dominicana sea libre de toda potencia extranjera.
Con todo su deseo de seguir trabajando a favor de la causa restauradora, el general Mella se enfermó y murió en la extrema pobreza el 4 de junio de 1864. Dejó de respirar con la distinción de ser dos veces prócer de la República. Su deseo era que lo enterraran envuelto en la bandera nacional y se le cumplió su sueño hasta su último día. Sin dudas Matías Ramón Mella fue más que el hombre del trabucazo.