Matrimonio: ¡Maestría en amor y tolerancia!

Matrimonio: ¡Maestría en amor y tolerancia!

¡Hola Píndaro! Este es un fin de semana muy especial. Tenemos la dicha de que, en el juego de la vida… mi esposa y yo ¡ganamos una nueva hija en la familia!

Echaaaaa… Herminio… ¡Qué maravilla! ¿Te das cuenta de lo que estás diciendo?

Seguro que sí, amigo Píndaro. Además… ¡descubrimos dos consuegros que valen un montónnn! Jamás imaginamos que el matrimonio era una vía tan amplia para ampliar horizontes de valores familiares que hoy día están tendiendo a extinguirse entre nosotros, como seres humanos.

¡Qué amigazo me gasto! ¡Por fin vas a saber lo que es un matrimonio de un hijo! Muchos de mis lectores ya han pasado por eso y, por lo que recuerdo, hemos llegado a la convicción de que el matrimonio es iniciar un proceso de conocimiento mutuo, donde lo fundamental es eso que llaman “amor” y donde la vía más expedita de preservarlo es la aprobación de una asignatura que hacemos nuestra; el matrimonio es alcanzar un grado de “Maestría en Tolerancia”.

Qué tranca eres, Píndaro. ¡Cada vez que hablas, haces que las paredes se estremezcan con tus verdades! Si tú supieras… todos nos preguntan: ¿Y cómo se conocieron?, o… ¿cuándo se conocieron? Y, sólo atinamos a decirles que un momento de la vida los convenció de que estaban hechos el uno para el otro, porque esa es la vida de casados… tratar de hacer equipo en el mundo íntimo del techo familiar.

Así es, mi amigo Herminio. La generación actual encuentra difícil el entenderse dentro un mismo contexto. Creo, que la trampa que les presenta la vida de hoy día es el facilismo para todo. Eso les aleja de aislarse de vez en cuando y cuando en vez. Hacer su mundo… darse su espacio, sin el entrometimiento de muchos de los demás que, a la postre, siempre seguirán siendo los demás. Lo más grande es poder sentirnos que, sólo con la vista, hay un mensaje codificado entre los dos… un mensaje que sólo es entendido por la magia del entendimiento… la magia de la tolerancia.

Ahhh… ¡ya veo! Entonces, lo que me estás tratando de decir es que las maneras de pensar , de actuar y de sentir de nuestra pareja –aunque estas sean diferentes a cómo pensamos, sentimos y actuamos nosotros-, es parte esencial de nuestra vida de casados… Y que… ¡es la virtud más útil para echar pa’lante en una pareja!

¡Eso mismo!… ¡Diste en el clavo! Aunque es difícil de aceptar, es la viva práctica de soportar situaciones sin padecimiento alguno… Cuando tenemos una diferencia, por convicción y entendimiento mutuo la convertimos en similitud, nos damos el permiso para otorgar un favor permanente a nuestro compañero, o compañera de matrimonio… Y, para que veas que es más fácil de lo que parece, desde el momento en que decides unirte en matrimonio con la persona que amas, aceptas sus bondades… ¡pero también sus defectos!

Píndaro, pero… ¿cómo se mantiene una pareja estable con tantas vainas en la calle? Hay tantas tentaciones propagadas por el facilismo de “lo light” que nos ha traído el Siglo XXI, que a veces dudo…

¡No dudes!… ¡ Confía en ti mismo y en tu pareja!… Ahí está el éxito de la armonía de una relación sellada por el sagrado sacramento del matrimonio… Es la unión de dos cuerpos en una sola alma… Su base no será de concreto… ni de madera… ni de aire libre como cuando vas de playa… Su base… ¡siempre será de amor y tolerancia!

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