Jerusalén.  EFE.  El matrimonio y la maternidad agrandan la brecha salarial entre sexos, pues implican a menudo que la mujer deje su trabajo o pase a media jornada, según un estudio de una universidad israelí difundido  con motivo del Día de la Mujer.

En Israel la mujer es empleada por sus patronos con más contratos temporales que el hombre, así lo establece  la Oficina Central de Estadísticas que contabiliza en  tres veces más los contratos temporales para mujeres (36.4%) contra el  (12.4%) para varones.

Esta desproporción, señalan los estudiosos, unida a la discriminación entre sexos, explica que las mujeres trabajadoras cobren en el Estado judío un 64% del salario medio de los hombres, señala el informe efectuado por el Centro Rackman para el Avance del Estatus de la Mujer de la Universidad de Bar Ilán, cerca de Tel Aviv, y del que da cuenta hoy el diario “Haaretz”, de Israel.

“El estudio muestra claramente que casarse daña el poder adquisitivo de la mujer y aumenta el del hombre”, explica la responsable del centro Rackman, Ruth Halperin-Kadari, dado a conocer.

Así, “en comparación a los hombres casados, las mujeres casadas ganan menos y menos según envejecen, mientras que las mujeres solteras se acercan más a la media masculina según se hacen mayores”, agrega.

“Las mujeres trabajan menos horas porque crían a los hijos y hacen las labores domésticas. La maternidad es, por tanto, el principal factor que perpetúa la diferencia de poder adquisitivo entre hombres y mujeres”, subraya Halperin-Kadari.

La investigadora israelí explica que esta dramática circunstancia es aún más marcada en el caso concreto de su país porque “tiene una de las medias de natalidad más altas del mundo occidental.

Sin embargo Halperin-Kadari señala que las infraestructuras de cuidado de niños, como guarderías, y la posibilidad de que ambos progenitores desempeñen un papel como fuerza laboral son extremadamente limitadas”.