Matrimonios con y sin amor

Matrimonios con y sin amor

Cuando estaban a punto de contraer nupcias, ambos hablaban maravillas del otro, sobre todo mi viejo compañero de parrandas.

-Esa muchachita angelical merece un hombre mejor que yo- decía-  que hasta hace poco fui borracho y mujeriego. Para ella debió aparecer alguien enemigo de los vicios, de corazón noble, de buena familia, incluso con unos millones de pesos en banco. Creo que peco de ambicioso y egoísta al llevarla a compartir un hogar conmigo; pero juro que la haré feliz, que viviré para postrarme de rodillas a adorarla. Seres como ella son para idolatrarlos hasta el día en que agoten su existencia en la tierra.

Pero ella no se quedaba detrás en los  elogios al futuro cónyuge, de cuyos brazos se mantenía enganchada, tanto cuando estaban de pies, sentados, o caminando.

A diferencia del novio, de hablar pausado y escaso de gesticulaciones, la joven mostraba nerviosidad y aceleración al hacer uso de la palabra.

-Mis amigas se burlan del amor que profeso a ese hombre virtuoso, que es buen hijo, excelente amigo, incomparable novio; imagino la vida feliz que llevaremos cuando seamos marido y mujer. El nuestro será uno de los pocos matrimonios sin maltratos físicos ni verbales. Nos queremos tanto, que creo que moriremos el mismo día, viejecitos y abrazados.

Un amigo que no se había casado a sus cuarenta y cinco años de edad, voceó en uno de los pasillos de la empresa donde laboraba:

-¿Hay aquí alguna mujer que se quiera casar conmigo ahora mismo?

Una mulata soltera de treinta y nueve años accedió al pedimento, y salieron  desde allí hacia una oficialía civil.

Como era de esperar los compañeros de labor de los potenciales contrayentes criticaron la ligereza de aquella acción.

– Esos no son más que dos jodíos locos.

-Esa vaina no durará seis meses.

-Que optimista eres; les estás dando demasiado tiempo.

Han transcurrido diecisiete años, y los dos impulsivos y acelerados que se casaron a lo loco mantienen una relación estable.

Las versiones dominicanas de Romeo y Julieta se divorciaron antes de cumplir un año de vociferante y pugilística vida con- yugal.

Publicaciones Relacionadas

Más leídas