¿Matrimonios entre personas de un mismo sexo: farsa o parte de los sistemas de parentesco?

¿Matrimonios entre personas de un mismo sexo: farsa o parte de los sistemas de parentesco?

Marvin Harris, uno de “los antropólogos más importantes de la segunda mitad del siglo XX”  establece en su “Introducción a la Antropología” la amplitud del concepto de matrimonio: “puesto que el término matrimonio es demasiado útil para desecharlo del todo, brindo la siguiente definición: el “matrimonio” designa la conducta, sentimiento y reglas concernientes al apareamiento heterosexual u homosexual entre corresidentes y no-corresidentes y a la reproducción en contextos domésticos”. Así plantea que existen “matrimonios entre no corresidentes”, matrimonios entre hombres”, “matrimonios entre mujeres”. (Harris, 1982: 233).

La antropología como ciencia social que estudia la cultura desde la traducción e interpretación de la realidad, actualiza y revisa los conceptos  y categorías según los cambios y transformaciones que vive la sociedad.

La existencia de uniones entre personas de un mismo sexo está históricamente registrada en distintas sociedades. El hecho de que estas uniones sean sancionadas en algunas religiones o no tengan amparo jurídico en algunas sociedades no significa que no sean parte de la realidad histórica y actual.  La negación y ocultamiento de la realidad de los matrimonios de un mismo sexo no ha conducido a su desaparición. En nuestra Constitución aprobada el 26 de enero del 2010 se excluye a los matrimonios entre personas de un mismo sexo lo que se convierte en una violación a los derechos sexuales y reproductivos de las personas.

El Cardenal López Rodríguez ataca a los matrimonios entre gays y lesbianas con expresiones de insulto y denigrantes catalogando a los cónyuges como “farsantes”. La jerarquía eclesiástica niega los derechos sexuales de las personas y los reprime generando en muchos casos prácticas de perversión y violencia sexual dentro de la misma institución religiosa.

La afirmación de la Primera Dama que corrobora al Cardenal niega el derecho que tienen las personas de un mismo sexo a formar familias y desvaloriza las familias dirigidas por mujeres, que son una parte significativa de nuestra realidad.

Estas afirmaciones muestran una gran contradicción e incongruencia con la campaña de promoción de valores que asume el Despacho de la Primera Dama en la que se  ha invertido cuantiosos recursos del Estado a través de los medios de comunicación.

El Despacho de la Primera Dama tiene en su campaña de valores un anuncio que promueve el respeto y la tolerancia con la histórica frase de Benito Juárez “el respeto al derecho ajeno es la paz”.

¿Negar el derecho al matrimonio a personas de opciones sexuales diversas así como a la formación de familias a éstas y a las mujeres solteras, no es un irrespeto al derecho ajeno?

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