Mauricio Báez
(Escritos compilados por Alejandro Paulino Ramos)

Mauricio Báez <BR>(Escritos compilados por Alejandro Paulino Ramos)

Alejandro Paulino Ramos, actual subdirector del Archivo General de la Nación, ha compilado no solamente la mayoría de los escritos del gran líder obrero Mauricio Báez, sino también que ha incluido en su obra los trabajos más importantes acerca de cómo algunos contemporáneos le vieron, tales Antonio E. Báez en su libro “Vida y obra de Mauricio Báez (SD: s.i., 1962), Justino José del Orbe en “Mauricio Báez y la clase obrera” (SD: Taller, 1981) y el poeta Rubén Suro, quien en el año 1939 le dedicó su poema “Letanía del cañaveral” y que aparece con el título equivocado de “Juguete del cañaveral” al copiarlotal cual del suplemento “Aquí” del 11 de diciembre de 1977.

Incluye también Paulino Ramos algunos puntos de vista posteriores acerca del gran líder sindical como son el poema de Juan Sánchez Lamouthque figura ensu plaqueta “Mauricio Báez, líder asesinado (canto) (SD: Hernández, 1962 probablemente, debido a una dedicatoria de ese año) donde el poeta popular le rinde homenaje al sindicalista; un fragmento extraído del libro del historiador Roberto Cassá “Mauricio Báez, líder del proletariado” (SD: Tobogán, 2003 y reproducido sin cambios (Efemérides Patrias, 2013), así como tres colaboraciones sobre Mauricio Báez publicadas el 11 de diciembre de 1977 en el suplemento “Aquí”, “La Noticia” y sendos poemas de Alejandro Almánzar, escrito en 1980, y Aleida Rivero Suárez, sin fecha.

Sin embargo, lo más sobresaliente de esta recopilación son la reproducción de los mejores trabajos de Mauricio Báez en su lucha en defensa de las conquistas materiales de los obreros del país y, principalmente de los del Este, región donde se circunscribió su accionar, pero que puedo sintetizar primeramente en el trabajo para lograr alzas salariales para casi todos los sindicatos, la celebración del Congreso Obrero, la huelga general de 1942, la lucha incansable por la rebaja de los artículos de primera necesidad y para lograr la ley de contratos colectivos de trabajo y la inamovilidad de los puestos de trabajo de los obreros, su defensa tenaz de las trabajadoras domésticas y su derecho a sindicalizarse y a recibir trato decente de parte de su empleador y finalmente, su preocupación constante por la salud de los trabajadores, la limpieza, el ornato de las calles de San Pedro de Macorís, de la capital y del país en general.

La segunda parte más importante de la recopilación de Paulino Ramos son los documentos del conflicto que opuso al Partido Socialista Popular (PSP) y a Mauricio Báez porque el líder se asiló, junto a Dato Pagán Perdomo, en la embajada de México en 1947 sin la autorización de la organización política, la que le expulsó por“un proceder cobarde y traidor” (op. citada, 450).

Una de las dificultades que confrontaron los antiguos partidos comunistas de Occidente radicó en que nunca supieron lidiar con los obreros y los intelectuales. A los sindicalistas del partido se les exigía que actuaran como si la mayoría de los obreros fueran comunistas, pero la realidad de ayer, enfrentada por Mauricio Báez, indica que él se dio cuenta de que la mayoría de esos obreros apenas tenía conciencia sindical y él trabajó para respetar todas las creencias del proletariado, incluso las religiosas. Sostenía que incluso para luchar a favor de los derechos de los obreros bajo aquella dictadura y el oscurantismo que primaba en la sociedad dominicana, se le presentaban dificultades enormes.

Con respecto a los intelectuales, la relación de los partidos comunistas o socialistas con ellos es puramente instrumental y doctrinal. Con los llamados partidos del sistema capitalista, la relación con los intelectuales es también instrumental, pero a estas organizaciones lo que les importa es que el intelectual vote por sus candidaturas y que aparezca de vez en cuanto en los medios al lado de los líderes, quienes generalmente no entienden ni pizca de arte y literatura.

Mauricio Báez vivió esa contradicción: estaba a medio camino entre el intelectual y el líder obrero (la práctica periodística en los órganos obreros “El Combate” y “El Federado”y sus colaboraciones esporádicas en otros órganos de la prensa burguesa). Cuando el PSP le acusa de pequeño burgués oportunista y carrerista y cuantas descalificaciones usan estos partidos estalinistas para destruir  al adversario, tal como aconsejaba Dimitrov, su cerrazón ideológica le impide darse cuenta de que la jerarquía que juzga a Báez y Pagán Perdomo también es víctima del juego de Trujillo con el Partido Socialista Cubano que manda a la muerte a los líderes del PSP y descubre ante los servicios secretos los libros de militantes que quedan a merced de la dictadura cuando Trujillo decide poner fin a la farsa porque ya contaba con el visto bueno de los Estados Unidos para reelegirse en 1947. Aprueba la ley anticomunista para reprimir y asesinar a todos los opositores. Algunos grupos comunistas no aprendieron esta lección y volvieron a incurrir en el mismo error en 1960 cuando vino al país el Movimiento Popular Dominicano. ¡Pero allá ellos con su complejo mesiánico de mártires gloriosos!

Mauricio Báez sí lo tenía claro. Escribió que siempre sería obrero y como defensor de los intereses obreros encontró la muerte cuando, versión hasta ahora aceptada mientras no se demuestre lo contrario, Trujillo envió a La Habana a Félix W. Bernardino (Cassá es de esta opinión, op. citada, p. 207) con la misión de asesinar al líder sindical, quien desde la radio y la prensa prosiguió el mismo combate, y esta vez más vigoroso pues había adquirido en el exilio conciencia cabal de lo que era la dictadura trujillista. Cuando combatía en las columnas de “El Federado” todavía su periodismo se atenía a las convenciones sociales de la prensa burguesa y a la terminología protocolar de la época que consistía en guardar las apariencias, las buenas maneras y costumbres, aunque él no conciliaba con los adversarios del Ministerio de Trabajo y la Confederación Patronal.

Con el tiempo, la figura de Mauricio Báez corre el riesgo de convertirse en un mito. El misterio de su desaparición y muerte contribuye a esto, pero todavía más la fecha de su nacimiento, que difiere de un autor a otro. Por ejemplo, Antonio E. Báez dice, en p. 52, dice que nació en Palenque el 22 de septiembre de 1922; Justino José del Orbe no indica fecha de nacimiento del líder obrero;Paulino Ramos da el 2010 como fecha de nacimiento, sin más precisión; el suplemento “Aquí” da fecha de nacimiento y muerte el 1910-50 y dice que era hijo de un cortador de caña; Roberto Cassá ofrece  el 23 de septiembre de 1911 y coincide con Báez en lo de Palenque, pero no aventura fecha del secuestro y asesinato.

 ¿Cuál de los autores tuvo a la vista copia del acta del nacimiento del líder obrero? Incluso la S del segundo apellido no ha sido descifrada por los que han tratado acerca de la vida y obra de Mauricio Báez. He buscado infructuosamente su acta de nacimiento en los libros correspondientes a Sabana Grande de Palenque y los del Archivo Histórico de la Catedral. Seguiremos en este empeño, a menos que Trujillo no haya desaparecido el libro que contenía el acta de nacimiento de Mauricio Báez. (Continuará)

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