Mauro Castillo – Crisis

Mauro Castillo – Crisis

Según el Diccionario Enciclopédico Abreviado de Espasa Galpe, S.A., séptima Edición, Tomo III, Madrid 1975, la palabra crisis nos viene del latín y esta a su vez del griego y quiere decir juzgar, decidir. Por ext., momento decisivo de un negocio grave y de consecuencias importantes. En economía: anormalidades que se producen en las relaciones de la producción, determinando una serie de trastornos económicos, sociales y políticos. En patología, mutación considerable que acaece en una enfermedad, ya sea para mejorarse, ya para agravarse el enfermo.

Según nos decía nuestro profesor de psicología infantil en la Sorbona de París, Rene Zazzo, este termino de crisis fue utilizado por primera vez en el ámbito de la psicología por J.J. Rousseau, en su obra clásica «El Emilio o de la Educación», al referirse a la crisis de la adolescencia en sus transformaciones físicas y emocionales en los momentos de cambios de la infancia a la adultez.

Modernamente implica el proceso de crecer tanto en lo emocional y lo socioeducativo como en lo económico.

El ideal sería que pudiésemos crecer sin sufrir la caídas y los trastornos que generan las angustiantes crisis. Pero todos los hombres y mujeres, todas las sociedades y todos los países, que hoy llamamos desarrollados o países ricos tuvieron que padecer traumáticos momentos en el curso de todas sus historias, que fueron desde la hambruna y las epidemias hasta las díezmantes guerras fraticidas o internacionales. Recuérdese por ejemplo, la guerra civil Española, la guerra de secesión de los norteamericanos, las dos guerras mundiales iniciadas en Europa, etc.

La realidad nos obliga a aceptar que cada hombre, como cada mujer y cada pueblo estamos obligados a vivir nuestras propias crisis, soportar nuestras propias frustraciones para un día llegar a la anhelada madurez, al desarrollo físico, mental, educativo y económico.

Pero en los países como el nuestro en que impera el sistema democrático y presidencialista para elegir nuestros propios gobernantes, cuya cabeza visible será siempre el honorable Presidente de la República, elegido soberanamente por la mayoría de la población, quien será considerado como el único responsable de un buen desarrollo económico, moral y educativo sostenido durante su período presidencial o por el contrario de un total fracaso generador de una gran crisis moral y económica, provocando entonces una inconformidad en la mayoría de la población.

Se pensará que bastará cambiar la persona de ese mandatario presidencial para conseguir que desaparezca la caída de la moneda y que nuestro poder adquisitivo de los bienes de servicios, de consumo y de alimento quede restaurado a un alto nivel con relación a la moneda fuerte del dollar, tan como era varios años atrás. Me atrevo a decir que esto podría ser una falsa creencia de la población de las diferentes esferas sociales, ya que tenemos que aceptar para que nuestro progreso socioeconómico será sostenido tendremos que involucrarnos todos desde el primer mandatario de la nación, hasta el más humilde ciudadano y comprometernos a llevar una disciplinada vida económica evitando los gastos superfluos y alocados inducido por la voraz presión propagandista a través de los medios de comunicación o inducidos por la imitación o la presión de grupo para entrar en la moda y no sentirse desvalorizados o atrasados al no adquirir lo que usa todo el mundo.

Es por esto que todos los pueblos llamados tercermundistas estamos pasando por la misma situación de ciudadanos globalizados y alineados para seguir siendo consumidores compulsivos de la mayoría de los productos que nos colocan los países desarrollados en el mercado para que nosotros sigamos mermando nuestra moneda, importando más que lo que exportamos, lo que arrojará siempre una balanza negativa. Si nuestros pueblos no se disciplinan en los gastos desmedidos no importa quien dirija el Estado y siempre viviremos en crisis emocional agobiado por las deudas innecesarias contraídas por nuestra inmadurez emocional y pobres niveles educativos.

La crisis que estamos viviendo en estos momentos nos puede servir como una gran Escuela para que todos, incluyendo a los miembros del propio gobierno, nos dispongamos a aspirar un día a tener la disciplina y la capacidad de producción de los pueblos desarrollados, a base de crecer en lo emocional y en lo educativo para que un día no lejano nuestro país pueda tener una moneda fuerte y una elevada educación y no dejarnos manipular por «los cantos de sirenas» de los políticos tradicionales que siempre tienen el mismo manido discurso de que acabaran con la pobreza, con lo que han ilusionado a tantas generaciones que todavía hoy siguen frustradas.

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