Mauro Castillo – El enigma del amor

Mauro Castillo – El enigma del amor

Grandes poetas, eminentes pensadores, brillantes compositores musicales, pero también los hombres y las mujeres corrientes de la calle y de todas las latitudes y de todos los pueblos que conforman nuestro globo terráqueo, han tratado de descubrir y de interpretar ese grandioso y sublime sentimiento que llamamos amor.

Toda expresión amorosa implica en principios, la entrega absoluta de un ser hacia otro ser, pudiendo llegar a convertirse en una unidad simbiótica donde ambos se necesitan, ambos se complementan, pero de manera tan intensa y de compenetración tan íntima, que pueden llegar a la múltiple reproducción de seres semejantes a ellos con el mismo código genético y naturaleza instintiva, que les hará seguir fecundando el germen del amor en forma infinita, pero siempre con las mismas características, que nos hace sentir endiosados, que nos hace sentir transformados, con tal magnitud que podemos perder la noción del tiempo y del espacio, por lo que se llega a decir finalmente, que estamos embriagados de amor.

Solo los narcisistas, los egoístas y los depresivos no son capaces de amar con entrega absoluta. Los narcisistas porque pasan su vida enamorados de ellos mismos; los egoístas no saben dar amor porque solo piensan en recibirlo de los demás y los depresivos porque se sienten valer tan poca cosa, que nadie será capaz de amarles y al vivir tan abatidos no poseen energía para proyectar amor a los otros.

El filósofo y pensador español José Ortega y Gasset en su tratado sobre el amor clasifica el amor en tres categorías: el amor erótico, evocando al dios Eros de la cultura griega que implica lo sensual; el amor filial, que atañe al amor entre padres e hijos y el amor fraterno que vincula a los hermanos y los grandes e inolvidables amigos.

En nuestros pueblos cristianos tenemos un santo que es San Valentín que ha permitido instituir el día 14 de Febrero como día del amor y de la amistad, pero aun más todo el mes de Febrero ya se considera como el mes del amor.

Esperamos y rogamos a Dios para que este grandioso sentimiento cargado de afectividad amorosa que vive en las entrañas de cada ser humano pueda acallar en lo inmediato hasta silenciarlo para siempre aquellos otros sentimientos que también moran en el corazón de los hombres y las mujeres y que todos conocemos por que en algún momento de nuestras vidas hemos sido víctimas de ellos, me refiero al Odio, el Rencor y a la Perniciosa Envidia.

Vamos todos a embriagarnos de amor como hacían los griegos y los romanos durante los bacanales y tratemos de vivir la alegría de la vida, especialmente en esta nuestra isla iluminada por un brillante sol y rodeado del azul intenso de nuestros mares que valen más que todas las monedas del mundo llámense Dollar, Euro o Libra Esterlina. Felicidades a todos mis hermanos dominicanos en el mes del amor y de la amistad.

Deseamos terminar estas ideas sobre el amor con el pensamiento de dos grandes genios de la humanidad. El poeta francés Víctor Hugo quien dijo: «El amor semeja un árbol: se inclina por su propio peso, arraiga profundamente en todo nuestro ser y a veces sigue verdeciendo en las ruinas de un corazón».

Y el filósofo alemán G. Leibniz quien opinaba que: «Amor es encontrar en la felicidad de otro la propia felicidad».

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