Londres, (EFE).- Grandes medidas de seguridad y la expectación y curiosidad de miles de personas en las calles rodearon hoy la primera jornada de la visita de Estado al Reino Unido del presidente estadounidense, Barack Obama, y su esposa Michelle. Pese a las excelentes relaciones entre ambos países, se trata solo de la tercera visita de Estado de un presidente estadounidense al Reino Unido en los últimos 100 años, y ambos Gobiernos están poniendo especial empeño en que sea un éxito total.

Para evitar problemas con la nube de ceniza del volcán islandés Grimsvoetn, los Obama llegaron a Londres un día antes de lo esperado procedentes de Irlanda, donde el inquilino de la Casa Blanca fue recibido por la población como si fuera una estrella de rock. El clima es parecido en la capital británica, donde miles de personas se concentraron para ver llegar la comitiva estadounidense al palacio de Buckingham, que se convierte en la residencia de los dirigentes que realizan una visita de Estado al Reino Unido.

La reina Isabel y su esposo, el duque de Edimburgo, recibieron al matrimonio estadounidense, que también se entrevistó con el príncipe Carlos y su esposa, la duquesa de Cornualles, y con los duques de Cambridge, Guillermo y Catalina, que acaban de regresar de su luna de miel y que viajarán a EEUU el próximo mes de julio.

Los Obama y la familia real británica tienen una buena relación a raíz de la cumbre del G20 en Londres en abril de 2009, que dejó para la historia una imagen poco habitual, la de Michelle Obama y la reina agarradas de la cintura cuando posaban para la foto oficial. Unidas por su afición a la vida en el campo, la jardinería y la moda, la reina y la primera dama estadounidense se han mantenido en contacto frecuente desde entonces y Michelle Obama volvió a visitar Londres a finales de 2009 durante un viaje privado.

 Los Obama dormirán en la suite belga del palacio de Buckingham, la misma que ocuparon Guillermo y Catalina en su noche de bodas. Se trata de una gran estancia en la planta baja del palacio, orientada hacia el jardín de la vertiente norte, que fue decorada inicialmente para Leopoldo I, el primer rey de los belgas.

Llena de historia, en 1936 fue la estancia en la que vivió por un corto periodo de tiempo el rey Eduardo VIII antes de abdicar. La llegada del presidente estadounidense y su esposa, al frente de un convoy de una veintena de vehículos, coincidió con el famoso cambio de la guardia en el palacio de Buckingham, lo que multiplicó el número de curiosos interesados en ver a los visitantes.

 Llegaron acompañados por el príncipe Carlos y su esposa, que se acercaron a saludarles a primera hora de la mañana a Winfield House, la residencia del embajador estadounidense en Londres, en la que los Obama durmieron antes del inicio oficial de la visita de Estado. La residencia en el céntrico parque de Regents, en la que los Obama ya residieron durante su visita en 2009, amaneció rodeada de grandes medidas de seguridad, con una valla metálica que protegió el perímetro de las 12 hectáreas que ocupa el lujoso edificio.

Residencia de los embajadores de EEUU desde 1955 y muy cerca de la mezquita central de Londres, Winfield House tiene el mayor jardín privado del centro de Londres, con la excepción del palacio de Buckingham, y será el lugar donde se celebre la cena de despedida. El miércoles por la noche, la reina Isabel y su esposo se trasladarán allí para un acto que cerrará la visita de Estado, en la víspera de que los Obama prosigan viaje con dirección a París. EFE