Máximo López Molina y la educación para el desarrollo

Máximo López Molina y la educación para el desarrollo

Máximo Antonio López Molina.

No volvió a la República Dominicana porque fue “objeto de persecución de organismos internacionales. Una vez salvó la vida gracias a Juan Bosch y a José Francisco Peña Gómez. Hubo posibilidad de asesinarlo en París. Por eso, la esposa era reticente a visitas de dominicanos”.

Marino Elsevif revela el dato sobre su tío, Máximo López Molina, quien después de repetidos exilios y destierros se quedó definitivamente en Francia.

Durante las visitas del sobrino, el líder socialista lo cuestionaba sobre si los bienes del Estado habían pasado a manos del pueblo; en poder de quiénes estaba la riqueza de los Trujillo y quienes la usufructuaban.

El Movimiento Popular Dominicano, MPD, “logró que las tierras de los Trujillo pasaran a la Corporación Azucarera Dominicana (Consejo Estatal del Azúcar)”, afirmó Elsevif, relatando que la operación fue ordenada por Ramfis Trujillo. Los mecanógrafos del documento “fueron Víctor Gómez Bergés y Euclides Gutiérrez y la notaria fue Mercedes Sosa Echavarría. Se le entregó a Juan Contín, abogado de Trujillo, y a mi papá, por encomienda de Máximo”.

El jurisconsulto demuestra profunda admiración hacia su tío y su historia de lucha. Es hijo de José Martín Elsevif López, primo hermano de López Molina, y Cristiana Pineda Rodríguez. Máximo “se crio con mis abuelos, José Martín Elsevif Rademaker y Ana Josefa López Molano”.

Era visto “como una leyenda”, dice. “En 1960, llegó un día ensangrentado a casa de mi abuela”, que residía en la calle Félix María Ruiz.

López Molina junto a Andrés Ramos Peguero y otros militantes del MPD se movilizaba públicamente en contra del régimen. “Me impresionó, en casa, tío era una leyenda, había que tenerlo callado”.

Desafiaban calieses y avizores agentes del Servicio de Inteligencia Militar (SIM). Máximo y Ramos Peguero eran oradores en mítines, desfilaban por calles y avenidas portando la bandera roja y negra del MPD.

Repartían volantes llamando al pueblo a protestar y se hacían presentes a través del periódico “Libertad”.

Sus denuncias sobre las crueldades de la dictadura atrajeron a jóvenes que se integraron a la agrupación. Lograron crear conciencia en torno a crímenes y violaciones a los derechos humanos.

Las actividades del Partido fueron pronto reprimidas y López Molina volvió al destierro. Regresó tras el ajusticiamiento de Trujillo. Su vida fue de constantes deportaciones hasta que quedó definitivamente en París.

Estudiosos del acontecer reciente atribuyen su decisión a las divisiones internas, calumnias y acusaciones “de sus propios camaradas” que lo decepcionaron. Su esposa francesa “decidió aislarlo”.

En 1993 fue su último viaje al país para asistir a los funerales de su madre.

“Tuve la oportunidad de escucharlo hablar de la problemática de América Latina”, la decadencia “de los liderazgos”, su vinculación con Peña Gómez, el asilo a Juan Bosch y a Euclides Gutiérrez en el hotel “du Danube”, exclama Elsevif.

Manifiesta que lo vinculan con Hatuey Decamps porque este vivió un tiempo en su hostal y añade que también lo visitaban Tony Raful, René Sánchez Córdova y se escribía con José Daniel Ariza quien sirvió de intermediario entre Ramfis Trujillo y López Molina en 1961.

“Cuando Ramfis vio la complicidad de Estados Unidos con algunos de los que participaron en el complot, le dijo a Máximo que si se iba le entregaría armas al MPD”, explicó Cayetano Rodríguez del Prado. Él, Elsevif y Breno Brenes solicitaron al Congreso Nacional la designación de una calle con el nombre de Máximo López Molina.

Recuerda Elsevif que en sus conversaciones, López Molina, quien también fundó el Partido Comunista Ortodoxo, destacaba la importancia de la educación para el desarrollo.

Descendientes. Máximo

Antonio nació en San Pedro de Macorís el 2 de septiembre de 1925, hijo de Ernesto Arcadio López Molano y Angela Molina de la Rosa. Se trasladaron a Puerto Plata, donde el líder pasó su infancia.

Marino Elsevif recuerda entre sus esposas a Sara Cambero Elsevif, madre de Miriam; Marisol Menéndez Vallejo, con quien procreó a Máximo Antonio y Ángela; María Soledad Díaz, madre de Máximo Andrés. Y la cubana Aída Pérez, madre de Ivonne. Su viuda es Huguette Lefrére.

López Molina, fallecido el 22 de agosto de 2021, padecía diabetes.

Sus hermanos Thelma, Ivonne, Roberto Hernani, Rafael, Nilsa, Gladys y Ernesto Arcadio fueron perseguidos, algunos encarcelados.

Puedes leer: Camino de la memonia y legado de Máximo López Molina

Más leídas