[b]Señor director:[/b]
Faltando menos de tres meses para la celebración de las elecciones presidenciales, a sabiendas de los resultados arrojados por la prestigiosa firma encuestadora Penn, Schoen & Berland, la cual presenta al doctor Leonel Fernández con un 65% de simpatías y con una amplia diferencia sobre los candidatos del PRSC y del PRD, todo apunta a un virtual triunfo del candidato peledeísta en la primera vuelta electoral.
El nuevo presidente de la nación va a heredar una situación sumamente difícil, que va a agravarse en el período de transición, desde mayo hasta agosto, como consecuencia de las cosas que deberán ocurrir una vez los perredeístas sepan que perdieron las elecciones. Una deuda externa por encima de 7,000 millones de dólares, con una deuda interna que sobrepasa los 20 mil millones de pesos; certificados de participación colocados en el Banco Central por más de 60 mil millones de pesos, los cuales devengan intereses anuales por más de 21 mil millones de pesos, una tasa de cambio por encima del 40 por 1, con unas reservas internacionales totalmente agotadas. El nuevo gobierno asumirá las riendas del Estado con un reciente acuerdo con el Fondo Monetario Internacional que le impone topes al endeudamiento y que obliga a la implementación de una nueva reforma tributaria para el mes de julio del presente año.
El nuevo gobierno deberá ante todo, crear las condiciones de confianza en sus políticas económicas para que los agentes económicos se tranquilicen y retornen los capitales que habían emigrado. Se hace imperativo una austeridad de un año, disminuyendo los gastos superfluos de secretarías improductivas y de disposiciones clientelistas y populistas. La reforma económica planteada por el FMI deberá hacerse ampliamente consensuada, procurando que en la misma se afecte lo menos posible a los menos pudientes. La renegociación de la deuda deberá ser también una importante medida del nuevo gobierno, lo mismo que enfrentar el déficit cuasi fiscal del Banco Central, originado con las quiebras de tres importantes bancos del sistema financiero.
Para poder mantener las reservas en dólares en los límites que está planteando el FMI, será necesario buscar recursos frescos, teniendo para ello que incursionar en los mercados de capitales con nuevos endeudamientos o procediendo a la venta de activos del Estado. Esto unido a la mejoría que ha estado experimentando el sector externo con las entradas de divisas, impulsado además por una disminución de los gastos corrientes del gobierno y una correcta política fiscal es lo que va a traer la verdadera estabilidad cambiaria a nuestra moribunda moneda.
La realidad del sector eléctrico obliga al nuevo gobierno a sincerizar la situación energética, planteando una mesa de pago, creando un fondo para asumir los compromisos de pagos contraídos por el Estado con los generadores eléctricos y buscando pasar al sector privado nuevamente las denominadas EDES, recién readquiridas por el gobierno del presidente Hipólito Mejía, mediante acuerdos o contratos que no sean lesivos para el país.
Independientemente de la difícil situación que recibirá de herencia el nuevo gobierno, será necesario y urgente un reajuste salarial que pueda equilibrar de forma significativa el valor del poder adquisitivo de los trabajadores públicos y privados, incremento salarial que podría hacerse en dos etapas, pero que realmente constituya una buena mejoría para los trabajadores.
El nuevo gobierno deberá revisar los acuerdos de libre comercio que se están llevando a cabo con los Estados Unidos y darle todas las facilidades competitivas para que los sectores productivos de nuestro país puedan contar con todas las facilidades para competir en igualdad de condiciones. El país debe estudiar la posibilidad de crear las condiciones para impulsar iniciativas de producir en el país, con fines de exportación, toda la estructura de equipos de informática y de comuicaciones, procurando desarrollar una nueva forma de obtención de divisas para el país. Esto implica crear las condiciones para que empresas de esa rama se instalen en el país, haciendo grandes inversiones en el área de las tecnologías.
El gran dilema del nuevo gobierno sería la voracidad de los miembros y simpatizantes que voten por el candidato que de seguro ganará las elecciones, que lo será el doctor Leonel Fernández, quienes estarán reclamando posiciones en el Estado, obviando la situación económica agobiante. Está también la incertidumbre del comportamiento de un Congreso Nacional, con una mayoría en su contra, que podrían ponerle obstáculos a las iniciativas que sean introducidas a ese hemiciclo por el nuevo mandamiento.
De todas formas, el nuevo gobierno traerá confianza a la población, se le dará el necesario compás de espera, siempre que presente un programa económico que sea consensuado y que sea comunicado a la población, de tal forma que lo entienda y comprenda, para que ésta pueda darles ese necesario espacio de tiempo que necesitará el nuevo mandatario para poder resolver la difícil situación de herencia económica que recibirá.