Mayobanex Vargas entre líneas,  trazos, silueta de mujer e ilusiones que se pintan de colores

<p><span>Mayobanex Vargas entre líneas,  trazos, silueta de mujer e ilusiones que se pintan de colores</span></p>

Por Renania Reyna
fotografías: felipe alvarado y fuente externa

Desde sus primeros recuerdos de infancia el dibujo era su gran inquietud  y, además de ser muy despierto para su edad, era un excelente observador de las cosas a su alrededor. Por lo que hoy al mirar atrás no hay que dudar, ni por un segundo, que nació con una pasión por el arte más allá del oficio, una inspiración divina.

Luego, cuando adulto, entre uno que otros dibujos que se confundían con pasatiempo, cosas de muchachos  o simple destreza, entre los comentarios familiares, decidió estudiar  Publicidad en la Universidad Autónoma de Santo Domingo (UASD) y es cuando definitivamente Mayobanex Vargas  tiene la oportunidad de desarrollar su amor por el dibujo, ya que hasta entonces no contaba con el respaldo familiar ni económico para ir a una escuela de arte.

Hoy, 20 años más tarde, Vargas habla de su ritmo de vida y la felicidad del proceso de creación de sus obras.

«Normalmente yo termino alguna muestra nacional e internacional y me tomo unas cortas vacaciones. Luego,  retorno a mi ritmo de trabajo, unas 10 horas diarias mínimo, pero que para mí es un placer  y una satisfacción inmensa, porque yo creo que el arte, cuando amas lo que haces no lo percibes como si fuera un trabajo arduo por más tiempo que le dediques», revela.

Al preguntarle en qué etapa se encuentra de su carrera, nos cuenta que «en la plenitud, porque todo es un proceso en la vida, y siento que ahora tengo el pleno dominio de la técnica. Además en este momento estoy en una etapa de mucha madurez en lo profesional y personal».

Considera que cada artista desde sus inicios busca desarrollar su personalidad gráfica y ya él tiene su estilo de trabajo, que se caracteriza por el  blanco y el negro con toque de color.

«Las personas que no conocen mi trabajo cuando lo ven por primera vez reconocen mi firma y en lo adelante dicen esa obra es de Mayobanex desde lejos, porque tengo mi identidad, y esa es una de las cosas que uno persigue crear su propio estilo. Al principio uno está inquieto por tenerlo, y después llega con el tiempo e incluso sin uno darse cuenta».

Revela que ahora su mayor preocupación entorno al arte es que muchas personas con  recursos económicos no apoyan el talento de los artistas dominicanos de la forma en que deberían y así brindarle protección, ya que en la medida que ellos sientan el respaldo se enriquecen sus obras y por ende la cultura, las costumbres  y la historia del país.

En las obras de Vargas la figura femenina juega un papel protagonico, pero ¿qué piensa él de ellas?: «La mujer para mí es el símbolo que representa la belleza, la perfección; aunque dicen que nada es perfecto yo aspiro hacerla perfecta en cada una de mis cuadros. Yo le rindo culto a la mujer, porque es el ser con el cual me identifico y el que más me gusta».

Agrega que «admiro todo lo que tiene que ver con la mujer en sí, claro  conjuntamente con el hombre, pero ella tiene un papel fundamental en todos los aspectos. Yo me identifico con ella y le rindo culto e incluso idealizo la mujer y la plasmo en la flor de la vida, casi siempre esa es la etapa en que yo la capto en el papel».

De sus proyectos revela que actualmente trabaja en su siguiente exposición prevista para el próximo año en España; además creó recientemente su blog: www.mayobanexvargas.blogspot.com donde encontrarán todo lo referente a su carrera.

Se hacía tarde y en la carpeta aguardaba su historia: unos 20 años dedicado al arte a tiempo completo, una línea muy definida en sus trazos e intenciones, un sin número de exposiciones colectivas e individuales, nacionales e internacionales, bienales y reconocimientos que no han hecho que éste humilde artista pierda la sensibilidad de andar por la Ciudad Colonial con su abierta sonrisa y a paso lento admirando el entorno y la figura femenina como si fuera la primera vez y así se pierda entre la multitud hasta llegar a casa y plasmar sus sueños e ilusiones en un trozo de papel, donde todo se torna sublime y tierno.

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