El ministro de Medio Ambiente, Francisco Domínguez Brito, informó que trabaja con 60 empresas de un total de 241 que vierten sus aguas residuales al río Ozama como parte del plan de eliminar las fuentes de contaminación a ese afluente.
Señaló que la mayoría de estas industrias no cumplen con las leyes ambiental y sanitaria.
Dijo que hay empresas que nunca han sacado un permiso, que algunas lo obtuvieron y luego no cumplieron con los parámetros.
Indicó que hay muchas pequeñas, sobre todo mataderos, que operan sin las más mínimas condiciones y que no cumplen absolutamente nada. «Realmente la situación es bastante difícil”, expresó Domínguez.

Explicó que decidieron dividir las empresas en bloques de 60 para iniciar con las primeras medidas.
Indicó que del primer grupo, hay empresas que están mal y se les dará un plazo para que se ajusten a la ley.
Agregó que hay otras cuya situación es intolerable y no tiene vía de arreglo, sobre todo los mataderos, que vierten sangre, elementos en descomposición, aspecto que trabajarán junto a Salud Pública

En cuanto a las poblaciones que vierten al río, recordó que pronto entrará en funcionamiento la planta de tratamiento Ozama, que captará aguas residuales de más 400,000 personas.
En el caso de los residuos sólidos, dijo que coordinarán con cabildos para replicar el pago de basura a las familias de la ribera del río y así reducir la que llega a los afluentes y luego al mar.
Domínguez manifestó que el retiro de los desguasaderos y la planta de tratamiento constituyen los primeros pasos para reducir la contaminación.
Reconoció que aunque estas dos medidas no van a resolver el problema del río, son pasos trascendentes porque por primera vez inicia un proceso de descontaminación de los ríos Ozama e Isabela.
Obras puntuales. El gobierno, a través de la Comisión Presidencial Ozama e Isabela, admite el grado de contaminación de los ríos Ozama e Isabela, pero dice que trabaja en acciones puntuales en el saneamiento de cañadas, recuperación de las cuencas, educación y manejo de los residuos sólidos. Onofre Rojas, director de la Comisión Ozama e Isabela, señala que ciertamente, decenas de industrias vierten sus químicos hacia los ríos mencionados, pero que ya fueron advertidas para que corrijan el problemas este año, antes de la terminación de la Planta Depuradora de Agua La Zurza, que construye el gobierno con una inversión de 56 millones de euros, en la avenida Jacobo Majluta, Santo Domingo Norte.
Precisa que a todas las industrias ubicadas en la parte alta, como las avenidas Máximo Gómez, José Ortega y Gasset, Zona Industrial La Isabela, y zonas aledañas, fueron notificadas para que hagan tratamientos primarios a sus desechos. Sostiene que esa labor deberá estar lista antes que entre en operación la Planta Depuradora La Zurza, que inició en abril del año pasado, proyectada para terminar en 2018, pero que es probable que se entregue a finales de este año.
Advierte que a las industrias que no cumplan con el mandato de las autoridades les suspenderán la licencia ambiental. Cita además la intervención de grandes cañadas que desembocan en el Ozama, como la de Bonavide y Arrozal, en La Ciénaga y Los Guandules; Villa Eloiza, entre Las Cañitas y Gualey; La San Luis, también en Gualey, La de Cristo Rey, en Los Tres Brazos, Santo Domingo Este, así como la del Hoyo de Nena. De igual modo mencionó el inicio del saneamiento de la cañada Los Platanitos, en Los Trinitarios II, Guaricano, Santo Domingo Norte.
Anunció para este año el inicio de la construcción de la planta de tratamiento para los lixiviados del vertedero de Duquesa, que tiene un gran peso en la contaminación del río Isabela.
“Esta planta ya está diseñada y están apropiados los recursos en el Presupuesto del Estado del este año”, sostiene Rojas, además director ejecutivo de la Mancomunidad del Gran Santo Domingo.
Esa planta, dijo Onofre Rojas, deberá estar lista antes que concluya la gran planta Depuradora de Agua La Zurza, y sería construida donde está la laguna del vertedero, ya que si no corrigen los lixiviados no tendría sentido la planta Depuradora.
Los lixiviados dan un color negro al río Isabela.