Mayoría de productos peligrosos detectados en UE sigue procediendo de China

Mayoría de productos peligrosos detectados en UE sigue procediendo de China

Bruselas. El 64 % de los productos peligrosos para el consumo que fueron detectados en el mercado europeo en 2014 procedió de China, un porcentaje similar al de año anterior y que evidencia que no se han producido mejoras, según el mecanismo de alertas presentado hoy por la Comisión Europea (CE).

El informe revela que, como en años anteriores, el mayor número de alertas globales se refería a juguetes (28 %), seguidos de los textiles (23 %).

La comisaria europea de Consumo, Vera Jourová explicó en rueda de prensa que la Unión Europea (UE), China y EEUU han empezado a trabajar a nivel trilateral en el ámbito de la seguridad de los productos. Además se ha puesto en marcha un mecanismo específico de alerta entre los Veintiocho y China que, confió la comisaria, ayuden a mejorar la situación.

La Comisión Europea (CE) recibió el año pasado 2.435 notificaciones de las autoridades competentes de los Estados miembros alertando de la presencia de productos peligrosos en sus mercados, lo que supone un 3 % más que en 2013.

España fue de nuevo en 2014 el país de la UE que más avisos transmitió, con 478 comunicaciones al Sistema Europeo de Alerta Rápida (RAPEX), según el informe anual de la CE.

De ellas, 280 correspondían a notificaciones, y 198 a acciones de seguimiento.

A continuación le siguieron Hungría (413 notificaciones) y Alemania (390). “Europa debe estar orgullosa de contar con los mayores niveles en materia de seguridad”, dijo la comisaria, que advirtió de que en el último año se ha producido “un aumento de notificaciones relacionadas con productos comprados en línea”, e indicó que la CE está preparando una serie de directrices para resolver esta situación.

Por producto, el 25 % de las alertas recibidas estaba relacionado con textiles y juguetes, seguido de los dispositivos eléctricos (9 %), los vehículos de motor (8 %) y los artículos de puericultura (3 %).

Los riesgos más frecuentes que plantearon estos productos fueron los de lesiones, la presencia de químicos peligrosos y el posible atragantamiento. En cuanto al origen de esos productos, cerca del 64 % había sido fabricado en China, el 14 % procedía de un país europeo, el 12 % había sido fabricado en terceros países, el 7 % tenía un origen desconocido, y el 3 % procedía de Turquía.

En 2003, año en que se puso en marcha RAPEX, en la UE se detectaron 200 alertas de productos peligrosos.

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