Me apagaron la estrella, compañeros

Me apagaron la estrella, compañeros

Fui formada y organizada en el Partido de la Liberación Dominicana a mediados de la década de los ochenta, juramentada por ese insigne hombre de vida moral y patriótica excepcional, me refiero al novelista, cuentista, ensayista, narrador, historiador, educador y fundador de este Partido, Profesor Juan Bosch, adjunto a otros compañeros considerados por mí como valiosos, íntegros y capaces como es mi amigo y compañero César Pina Toribio, a quien le profeso sentimientos de gran respeto y consideración, entre otros.

Lo que nos motiva a plasmar estas líneas con profundo dolor, es observar cómo ese distintivo conocido por las siglas PLD con su estrella amarilla ha venido perdiendo su fulgor, por la inconducta de aquellos que olvidaron la condición básica y esencial de la responsabilidad individual, de la honestidad y la moralidad pública, de esos principios y mística en que se sustentaron la razón y la existencia de este Partido que nos legó nuestro verdadero Maestro, Mentor y Guía, Profesor Juan Bosch.

Leemos y escuchamos cómo algunos de estos compañeros que dicen haber sido discípulos de Juan Bosch y que hoy pertenecen a la cúpula de nuestro Partido, a través de medios televisivos, radiales, escritos en columnas semanales en periódicos de circulación nacional, etc., tratan de manifestar y atribuirse virtudes partidistas de moralidad que no son más que predicamentos que encajan en la mitomanía, es decir, mentiras patológicas sumergidas a través de mecanismos de defensa que no son más que el pregonar una cohesión ideológica no acorde con su accionar retorcido y avasallante.

Existen múltiples definiciones del término moral, entendiendo nosotros, que el Profesor Juan Bosch ejerció durante toda la trayectoria de su vida la del conocimiento, enmarcado dentro de la nobleza, honestidad, dignidad, decoro e integridad. Su amor a la Patria y su negación a la traición y a la corrupción le hizo fundar un segundo Partido, el Partido de la Liberación Dominicana, cuyo lema “Servir al Partido para Servir al Pueblo”, parecería un asunto de un pasado ya olvidado. ¿Por qué continúan predicando aquellos compañeros que han sido señalados con actos de irregularidades esta frase tan profundamente racionalista, impregnada de humanismo y desprendimiento material? Siempre recordamos el pensamiento filosófico y literario de Eugenio María de Hostos, cuando decía, cito: “Sin moral no hay orden y sin deber no hay moral”. Y yo me pregunto ¿qué ha pasado con estas virtudes de las que tanto nos orgullecíamos los peledeístas cuando éramos un partido de oposición?

Hoy aún me queda una esperanza, la esperanza de que nuestro candidato y próximo Presidente de la República, compañero Danilo Medina, podrá devolverle a nuestra estrella todos los resplandores que emanaban de ella, confío en su tenacidad, coherencia, capacidad y determinación para corregir lo que anda mal: impunidad, corrupción, injusticia, inequidad y permisividad. Sé que tendrá la entereza suficiente para garantizar los derechos fundamentales de nuestros ciudadanos, no importa quién o quiénes caigan, hará respetar la Ley y la Constitución de nuestra República. Finalmente entendemos que nuestro Poder Judicial podrá aplicar lo que en sentido contrario expresó un pensador: “En un país donde hay justicia, tener la razón no será un castigo”.

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