¡Me caso!, consejos para  controlar el estrés

¡Me caso!, consejos para  controlar el estrés

Mientras suenan las campanas de boda y la gente comenta sobre la gran festividad que se avecina, en el íntimo círculo alrededor de los futuros esposos ocurre una situación muy particular. Lejos de estar con una sonrisa pintada en el rostro de sol a sol, la novia parece volverse histérica en medio de la organización de la boda y ya se ha peleado con el novio más de una vez… quizás como nunca antes lo habían hecho.

Es el momento en que la relación pierde su matiz romántico y entra en un período de crisis como resultado del estrés que genera la planificación del evento. Los más afectados, casi siempre, son la novia y su familia, quienes cargan con la responsabilidad de organizar una boda que satisfaga las lenguas ávidas de chisme y “quedar bien” ante la gente.

Como explica la psicóloga Heidy Camilo, “en nuestro país las bodas son todo un espectáculo social. Las novias son las más vistas, admiradas y, en muchas ocasiones, criticadas por los demás. La organización (flores, cortejo, música, fotógrafo…) y todo lo que implique mover personas y organizarlas generará estrés”. Y mucho.

Una nueva vida.  Detrás de todo este estrés, subyacen los temores de la pareja. Los preparativos, los gastos económicos, la intromisión de amigos y familiares puede presionar tanto a los novios que provoque en ellos reacciones agresivas, desinterés o, incluso, el deseo de abandonar el compromiso.

“En estas situaciones los novios se confrontan con la realidad de que todo no es color de rosa, moviéndolos a cuestionarse si la pareja soportará situaciones estresantes en el futuro”, explica Camilo.

Pero esto no es del todo malo. El estrés es parte de la vida de todo ser humano y, visto desde un punto de vista funcional, ese estado de presión mueve a las personas a realizar tareas, a manejar las relaciones sociales y enseña a trabajar bajo presión cuando las situaciones se hacen más difíciles. No obstante, cuando ese estrés trasciende el límite de lo “normal”, y produce irritabilidad, violencia, problemas para comer, para digerir, para dormir, debe llamar a preocupación. Cierto grado de estrés es necesario para vivir, según la especialista, pero cuando el grado de ansiedad es insano puede arruinar un día que debe ser memorable.

“Es preocupante cuando el estrés normal se desborda, haciendo que las personas no puedan realizar sus actividades. En muchos casos son las novias quienes se ven más afectadas, creándose un caos total. 

 Que sea una boda, no una guerra.  Con naturalidad, relajación y conciencia es como deben manejarse las cosas. Sobre todo con conciencia, pues aunque sea el día más importante de la vida de los novios la vida sigue después de la ceremonia.

Un día especial

La especialista señala que, por estar enfocadas en la ceremonia, muchas parejas olvidan lo importante del evento: ellos. Y si sus expectativas sobre el espectáculo de la boda no resultan satisfechas la decepción puede arruinar la luna de miel.

“Las bodas son bellas siempre y cuando se disfruten, se vivan con amor y respeto y se dispongan disfrutar con los seres queridos un evento importante. Que sea una boda no una guerra”, agrega.

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