“Me clavan las agujas de la monotonía”

“Me clavan las agujas de la monotonía”

Teófilo Quico Tabar

Cuando expreso que la política se ha convertido en repetición y monotonía, sea cuando los presidentes acuden al Congreso a presentar las memorias del año anterior; cuando al finalizar dichos discursos la mayoría de los políticos se refieren al mismo; cuando hay convenciones o se discuten leyes de partidos, etc. etc., lo hago sin intención de molestar. Y porque no puedo dejar de recordar un poema de Freddy Miller que escuché desde joven, que comienza diciendo: “Me clavan las agujas de la monotonía. Los párpados me duelen de ver repeticiones. El mismo sol que alumbra con alma de cadera. El ojo putrefacto de una luna cansada. El mismo canto recio de un pájaro agorero. La misma pesadumbre de un problema de sueños…”.
No conocí a Freddy Miller. Cuando llegué a la capital hacía un año que había desaparecido. Sin embargo, me relacioné con personas que lo conocieron. El primero que me habló de él y de quien escuché por primera vez dicho poema, que lleva por título “El poema del loco aburrido”, fue al apreciado y siempre recordado amigo Dr. Julián Peña, destacado dirigente del PCD hasta su infausta muerte.
Conocí a Julián Peña cuando yo tenía 16 años y comencé a trabajar en el Banco Agrícola junto al querido amigo Federico Lalane José. Me asignaron al Departamento de Estadística donde Julián Peña trabajaba. Y por medio de él conseguí, junto a Tácito Perdomo Rosario y otros, entrenamiento en Contabilidad Mecanizada o automatizada, en la empresa The General Sales, que distribuía equipos de oficina. Razón por la cual, fui trasladado al Departamento de contabilidad y luego al de Colonos de Caña. Fue el inicio de la contabilidad mecanizada en la República Dominicana.
Cuando el Consejo de Estado cambió la estructura de la Azucarera Haina y creó la Corporación Azucarera Dominicana, hoy CEA, los empleados del departamento de Colonos del Bagrícola fuimos trasladados para allá. Y por casualidad de la vida, una de las primeras personas que conocí en la azucarera, fue al Ing. Mario Morera, cuñado de Hamlet Hermann, y amigo de Julián Peña, quien también declamaba el poema de Freddy Miller. Igualmente el hoy médico neurocirujano Luis Román Scheker Vallejo. En ese tiempo, cuando alguien se encontraba con otro y preguntaba, cómo anda la cosa, se decía, aquí como el poema aquel.
Un poema que habla de repetición, de monotonía. Eso que a mi criterio está ocurriendo en nuestro país, particularmente en materia política. Porque los partidos han perdido la diferenciación. Prácticamente casi todos se confunden en un mismo lenguaje. Sus ajetreos, ante la ausencia o desaparición de las ideologías, al parecer no les permiten percatarse de ese fenómeno. Casi todos entonan a coro las mismas canciones. Muchas veces sin darse cuenta si les conviene a ellos o al contrario. O si bailan al ritmo que les tocan.
El único tema que en realidad está marcando alguna diferencia entre dirigentes, partidos y agrupaciones, es el de la inmigración. Particularmente el referente a la haitiana. A lo que me referiré en la próxima entrega.

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