Es cierto que a las necedades no se les debe dar seguimiento. Pero a veces, las necedades son peligrosas, sobre todo si son expuestas ante el público a través de un medio de comunicación. El 24 de febrero me sorprendí al ver las páginas virtuales del periódico HOY y encontrarme al rector de una universidad diciendo que las leyes 24-97 y 14-94 contra la violencia intrafamiliar y de protección a niños, niñas y adolescentes, respectivamente, eran las causantes y generadoras de violencia. En realidad pensé que había leído mal, y comencé de nuevo.
Como nunca había oído hablar de ese señor, Andrés Matos Sena, ni de esa universidad que él dirige, la Universidad Experimental Félix Adam (UNEFA), entré a Internet y descubrí que el señor Matos es abogado y maestro y me quedé aún más preocupada al darme cuenta de que la educación de cientos de personas había estado y en algunos casos aún está en manos de este señor que considera que dos de las leyes más importantes en la lucha contra la violencia intrafamiliar son leyes contra los hombres.
Mucho ha costado a generaciones de periodistas mujeres y hombres llevar a los medios el tema de la violencia doméstica. Ha sido muy difícil que los abusos de poder dentro del hogar llegaran a ser considerados como crímenes y delitos. No fue hasta 1997 que el país se ajustó a través de la Ley 24-97 a decenas de convenios internacionales. El 25 de noviembre es día internacional de la No Violencia contra la Mujer porque tres dominicanas, Patria, Minerva y María Teresa Mirabal, fueron asesinadas ese día.
Es cierto que el Congreso debe revisar las leyes 24-97 y 14-94, pero para hacerlas más sólidas y sobre todo para impulsar los mecanismos necesarios para su ejecución. ¿De qué nos valen leyes buenas si no se cumplen?
El señor rector de UNEFA dice que las leyes no han dejado espacio para conciliar, cuando, precisamente, el 75 por ciento de los casos de violencia que llegan a la Fiscalía son conciliados, un proceso cada vez más cuestionado por quienes trabajan por los derechos de las mujeres.
En un trabajo que publiqué en el Listín Diario hace un año, Mildred Beltré, encargada del departamento de Defensoría de la Secretaría de Estado de la Mujer (SEM), decía: El ministerio público nuestro cree que debe conciliar en esta materia y eso es lo primero que propone y promueve. La ley debería prohibir la conciliación, al menos en el proceso inicial. La magistrada Kirsys Morales, cabeza del destacamento de Villa Juana, sofocada por trabajar con todas las precariedades y con hasta 150 casos diarios, trató entonces de justificar las conciliaciones explicando que la ley 24-97 establece que si la mujer no presenta lesiones físicas que le impidan desenvolverse por más de 20 días, se puede conciliar. Ella admitió que estos parámetros no son suficientes.
Es obvio que el abogado y educador está pobremente informado sobre el tema de la violencia, y mucho más sobre el feminismo, al que define como «una plaga que se cobijó en un cuerpo social originalmente promovido por mujeres que sienten repulsión por el sexo opuesto». Es triste ver la ignorancia de un rector universitario capaz de decir que ellas, las feministas, enseñan cómo domesticar a los hombres y cómo enredarlos para que caigan en la trampa de sus despropósitos. Andan desnudas, con los pechos al viento y predican que para qué usar las ropas interiores». ¡Y pensar que él está a cargo de una institución de educación superior! Eso me hace temblar.
Que a esta altura del juego se hagan comentarios tan simplistas y que un medio como el HOY los reproduzca sin atisbo de cuestionamiento, sin hacer preguntas ni presentar una noticia con más de una arista, no sólo me extraña, sino que me parece una grave falta a la ética en el ejercicio periodístico.