¿Me obsesiono yo?

¿Me obsesiono yo?

La palabra obsesión proviene del latín que significa “asedio”, que trata de una perturbación anímica/emocional producida por una idea fija que con tenaz persistencia asalta la mente. Mayormente puede estar vinculada a un pensamiento socio-político o religioso, un ser amado o una persona del contexto, comer sin límite, a tener un cuerpo escultural, o a una temática en específica, entre otras variables.

Es aquello que de manera persistente irrumpe en el pensamiento de una persona, esta idea, sentimiento o tendencia aparece en desacuerdo con el pensamiento consciente de la persona, pero persiste más allá de los esfuerzos por librarse de él. Por tal manera, es preocupante para quien la padece y su entorno, tomando forma de insistencia con la palabra y el lenguaje corporal.

La obsesión tiene un carácter compulsivo y termina por adquirir una condición penosa y angustiante para quien la sufre. Cuando las obsesiones y las compulsiones se han hecho crónicas, se habla de una neurosis que perturba la vida normal del sujeto y que se transforma en un trastorno obsesivo-compulsivo, porque está relacionado con la ansiedad y la angustia donde el sujeto trata de ignorar, suprimir, y neutralizar con otras conductas sintiéndose “como obligada” a concretar la compulsión para reducir la sensación desagradable de dejarlo sin hacer.

Las obsesiones o compulsiones pueden ocuparle a la persona que las padece gran parte de su día, horas en ver “cómo hacen” para concretar aquello que sienten que no pueden evitar. Estas conductas también interfieren en la rutina normal del individuo: trabajo, estudios, actividades sociales, relaciones amistosas y familiares, así como en todo aspecto donde el contacto con otra persona sea un canal de encuentro.

De manera que, al ya tener claro en nosotros qué es la obsesión, es preciso resaltar que este sentimiento probablemente este presente en cada una de nuestras vidas de algún modo. ¿Ejemplos? Una madre que se preocupa constantemente por su hijo, un coleccionista que se obsesiona por conseguir el objeto deseado, una persona que ama a otra y se obsesiona con ésta llegando hasta entender que si no están juntas no es necesario vivir, los temores con la contaminación, la suciedad, las infecciones, las enfermedades, con el orden y la simetría, así como el temor de dañar físicamente a otros.

Entonces, muchos se preguntarán: ¿la obsesión es buena? Y yo diría que no, claro que no, porque ya ese es un deseo excesivo que no es necesario sentir; está bien plantearse un objetivo y trabajar arduamente y con grandes ansias para lograrlo, pero sin llegar a un fanatismo que provoque malestar, estrés y frustraciones, y menos que dificulten la relación de la persona con los demás.

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