SANTIAGO. El mecánico Víctor Ozorio se encontraba por casualidad en el parqueo donde un menor de 11 años arrolló a un primo de 13 ocasionándole la muerte. Yo no salgo del show y de la impotencia, dijo Ozorio.
Sobre el hecho que ha dejado sin aliento a la familia Espinal y a los vecinos de la Urbanización Corona Plaza, Ozorio comenta que se llevó el mayor impacto cuando el carro rompió la puerta de entrada y se salió del área del residencial para la calle y vio sangre en el muro y un joven con el cráneo destrozado.
Corrí hacia donde estaba el joven y llame a un doctor que es mi cliente que vive al lado, él salió con el ruido y el alto de mi voz y cuando llegó le dije hay que llamar una ambulancia y entonces el doctor dijo que no hay nada que hacer, está muerto. Comencé a llorar como si fuera familia mía, como si lo hubiera conocido, narra Ozorio.
Sostiene que si la puerta del carro no hubiese estado abierta no lo mata.
Yo sentí el movimiento del carro y cuando lo vi que iba sin control demasiado rápido para salir de una marquesina, me extrañó. Yo atiné a levantar las manos y le estaba haciendo señas de que frenara pero este aceleraba, como si no supiese manejar.
En el residencial todo está en silencio, los familiares no quieren hablar del accidente, les duele. Jonathan Espinal vino a pasarse las vacaciones de verano con su abuela Andrea Espinal, como todos los años, y esta, para que el joven tuviera una compañía trajo a su otro nieto.
Esa mañana montaron bicicletas, se divirtieron como primos. Luego a eso de las 3:00 de la tarde se pusieron a lavar el carro de un tío que dejó la llave dentro del carro.
El carro es de un tío de ellos. La víctima estaba impuesta a lavarlo y sabía manejar, lo que pasa es que el primo, muchacho al fin, lo encendió y no pensó en lo que esto podría ocasionarle, comenta Manuel Rodríguez, amigo de la familia.
La madre del menor que provocó el accidente no pudo hablar con los periodistas. Rodríguez explicó que ella estaban destrozada.
La clave
Hecho lamentable
Algunos vecinos dijeron que es un accidente muy lamentable en el que se perdió la vida de un joven quizás por la negligencia de los adultos. Yo me siento culpable, mal, anoche no dormí. Es que nunca me imaginé que el otro chico estaba debajo del carro, me trastorné demasiado, porque fue que cuando el que estaba adentro aceleró se lo llevó y lo atestó contra la pared y no tuvo salvación, la cabeza y el brazo estaban rotos, indica el mecánico Ozorio, quien presenció el accidente.