MED 76: Enseñando y aprendiendo

MED 76: Enseñando y aprendiendo

Eusebio Rivera Almodóvar

El pasado sábado, en el Rancho Papichito de Jacagua, en Santiago, repetimos la experiencia que quisiéramos transmitir a las nuevas generaciones: El encuentro anual de los egresados de la Escuela de Medicina de la Universidad Autónoma de Santo Domingo en el año 1976.
La actividad en sí no es lo excepcional o particular, porque la usanza de juntarse con compañeros de promoción al cumplir años de graduados no es de nuestra invención; lo que hace únicos nuestros encuentros es que cada nueva reunión nos concentra en un diferente punto cardinal del país, con vestuarios o uniformes pre-seleccionados y se rinde culto a los que se han ido a destiempo.
Se acoge a cualquier oveja descarriada que, por razones diversas no participó en las anteriores tertulias y, al ritmo de pasadas y nuevas anécdotas, nos deleitamos en contar las arrugas nuevas, físicas y emocionales, que marcan el paso del tiempo por nuestros cuerpos y almas.
Y así, “almados” con un indisoluble mutuo aprecio, reiteramos nuestra hermandad, sellada por episodios conjuntos y vidas unidas por el destino, enseñando a nuestras familias, amigos de otros oficios, a hijos y nietos, que la amistad es sublime cuando es sincera, aprendemos que aún con arrugas seguimos enamorados de la vida, haciendo el ridículo para divertir a los compañeros y haciendo de héroes cuando han estado en peligro.
Hay algo más: somos afortunados por tener la dicha de poder celebrar 42 años de graduados y pertenecer a un grupo de profesionales de la medicina que están en la historia de nuestra nación. Somos la promoción que, en Jacagua, volvimos a honrar la memoria de Fidel Mejía Ramírez.

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