MEDELLIN, Colombia.-Desde que pisamos la ciudad de Medellin, a través de su aeropuerto internacional José María Córdova, sentimos su olor primaveral, su encanto y embrujó en nuestros sentidos.
Y es que, aparte de que lleva con honor el eslogan de “Ciudad de la eterna primavera”, ella es seductora y amable con todos los visitantes que como yo, salimos tras sus huellas y nos encantó.
Nuestra llegada fue de noche y esa belleza nocturna, con todas sus luces y clima bien fresco, nos hizo pensar que al día siguiente íbamos a descubrir una ciudad muy cosmopolita.
Y así fue. Nuestro primer día tuvo una agenda muy apretada que incluyó un recorrido en el Metro Cable, uno de los iconos principales de Medellín, rumbo al parque Arví, una reserva forestal en la que se aprecian mercados campesinos y biodiversidad propia de la región.
El solo hecho de viajar en el Metro Cable te hace vivir una experiencia extraordinaria, y tentar a imaginar que dentro de aquella precariedad que se ve desde las alturas, se cuece una gran ciudad de gente trabajadora que ha sido dignificada con un sistema de transporte digno y económico.
En unos 25 minutos, ya estamos en el Arví y nos espera nuestra guía, Luisa Hernández. Nos hace una introducción que abarca desde el ecosistema que compone el parque, hasta lo que podemos adquirir hecho por los mismos campesinos.
“Abracen a un árbol y sientan su corazón”, dijo y durante unos minutos en silencio total, esta dinámica hace renovar nuestra fe en la naturaleza.
Arví es una hermosa reserva forestal ecoturística a muy pocos minutos de Medellín y es un buen lugar para visitar. Se puede llegar en carro también.
De ahí pasamos a Santa Elena, lugar de refugio de cientos de clases de flores. Visitamos una finca y realizamos un recorrido por todo el campo lleno de flores.
En el tercer día, la primera parada es el Jardín Botánico, quien concentraba a nuestro paso la exposición “Orquídeas, Pájaros y Flores”, evento esencial en el Festival de las Flores, donde se exponen más de 15 mil clases de orquídeas, de las 3 mil que aporta Colombia en el mundo.
Natalia Ángel, directora de Relaciones Públicas del Bureau de Medellín, cuenta que Medellín, es la capital del departamento colombiano de Antioquia, la segunda en tamaño y atractiva no sólo por su actividad comercial e industrial, sino también por su agitada vida cultural y nocturna.
“Antioquia es un territorio de gente trabajadora, siempre optimista y persistente. Desde el Bureau de Medelin, y la alcaldía estamos trabajando para seguir conservando ese calor humano de la gente, nuestro espacio y toda la naturaleza para que nuestros visitantes siempre quieran volver”.
Ahora hay una parada obligatoria en la ciudad, el Parque Botero, uno de los rincones más emblemáticos por la contextura de las esculturas que exhibe.
Esculturas gigantescas en bronce esculpidas por este artista, que es el más famoso de Colombia.
Muy cerca el Museo de Antioquia, es otro de los espacios que no podemos dejar de visitar, por su historia de más de 100 anos y por todo lo que hay dentro.
Desde las montañas que rodean la ciudad, el río Medellín corre paralelo al Metro, que conecta varios puntos en la que abundan parques, bibliotecas, museos y espacios públicos y se vive cada año la Feria de Flores donde se exhibe en un desfile lo mejor de la cultura silletera.
De igual manera, la ciudad ha tenido un auge comercial, convirtiéndose en un atractivo destino de negocios y convenciones.
Las instalaciones de su centro de convenciones Plaza Mayor, del Palacio de Exposiciones, entre otras actividades.