Media naranja
“Mi país, qué país”

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ÁNGELA PEÑA
La República sigue siendo como aldea, arrabal, suburbio, tierra de desalientos, frustraciones, mediocridad, ridiculez, desvergüenza, chismografía, poblada por mucha gente sin escrúpulos que humilla y explota a los humildes y falta el respeto a los pocos que aún conservan una  reserva de dignidad.

Encendida hace un mes por el descontento de unas primeras damas que se consideraron opacadas, ignoradas, fugazmente tratadas en un histórico documental transmitido simultáneamente por varios canales, se creía que los comentarios habían cesado transcurrido ese tiempo. Sin embargo, pese a que hubo proliferación de espacios anunciando la maratónica exhibición, se ha sabido más de él por las reacciones que ha desatado que por el material en sí. Un periódico digital dio seguimiento al tema narrando las quejas de distinguidas señoras reclamando trivialidades.

¡Qué país!. Igualmente continúa en el cartel de la prensa electrónica el lío entre reconocidos intelectuales que se pensaba había pasado a la historia, pero recobró vigencia con demandas por difamación, injuria, atento a la integridad moral y al género. La polémica se desató cuando un honorable poeta habló de seudo intelectuales, miseria espiritual, mediocridad, y otros colegas se pusieron el sombrero, respondiéndole. A principio de la semana pasada el debate latía con una página aclaratoria. ¿Habrán quedado satisfechas las partes demandantes? ¡Qué país!. En otra esquina del patio nacional, el secretario de Turismo mantiene su indignación y está dispuesto, dice, a llegar hasta las últimas consecuencias en el caso de comentaristas que alegadamente le han calumniado.

Se disfrutaba sobremanera su comparecencia en un programa de televisión viéndolo exponer con tanta propiedad y verbo fluido su convencimiento en cuanto a lo desarrollado que se pondrá el territorio con la construcción de carreteras turísticas que pondrán al viajero a tiro de unas horas entre pueblos tan distantes como Samaná, Nagua, Sabana de la Mar, Punta Cana, Bávaro, Baní, Barahona, Santo Domingo, La Vega, Jarabacoa y otros puntos de todas las regiones. La charla era un encanto. Felucho hablaba de cifras y de tiempo límite y hasta del vino de las inauguraciones pero su carácter se puso agrio cuando el anfitrión le preguntó si no le molestaban aquellos comentarios. Dijo que sí, que resolverá algunos compromisos y luego le entrará a todos, por vía judicial y otros medios si es posible, menos a una reconocida comunicadora, porque, según expresó, es mujer, y él atribuye el que no le saca el guante, a que está enamorada de él. El productor le dijo que no y él insistió: es la única explicación, está enamorada de mí. ¡Qué país!. Al margen de estas amenidades los ojos recorren las páginas de una prensa de hoy que por las noticias que ofrece da la impresión de ser fiambre, anunciando los mismos apagones, falta de agua, paralización de vehículos en la pista por protestas de las víctimas de la escasez, subidas de precios de alimentos y combustibles, amenazas de huelgas, el tránsito más congestionado y nuevas calles cerradas por los trabajos del bienaventurado Metro a lo que se agrega un calor como fuego que avivan la ausencia de energía y del preciado líquido que lo aplacan.

Aun así, la gente importante se ocupa de aquellas banalidades. Boruga entonces acude a la memoria con su celebrado “Mi país, qué país”, aunque también se evoca a Los Candidatos con su “Yo nací en Santo Domingo” en el que dibujan la realidad de esta sociedad que aman, a pesar de todo.

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