Media naranja    

<SPAN>Media naranja    </SPAN>

POR  ÁNGELA PEÑA
Algunos “héroes” de la izquierda

Los recuentos más fascinantes de la historia dominicana son los de la izquierda, esos que tantos autores amenazan con publicar pero que todavía no se animan a escribirlos tal vez porque entonces se perdería la veneración por tantos héroes contemporáneos.

Los ultraderechistas y conservadores entregan sus memorias cada vez más frecuentes pero no tienen el atractivo de las de sus contrarios porque en éstas no hay sorpresas. Casi todos se presentan como grandes salvadores de la Patria y defensores de la moral para justificar actos imperdonables. Sus sentimientos reaccionarios han sido firmes, sus posturas contrarrevolucionarias son conocidas, las represiones, falta de escrúpulos, ambiciones, afán de lucro y capacidad delatora son del dominio colectivo. Sus obras las devoran familiares, amigos y miembros de su mismo club de clase privilegiada en lo económico, y a veces en lo social.

No se sabe si es el temor a las demandas, a una golpiza, unos tiros o el miedo a que ciertos protagonistas pierdan gloria y bajen peldaños del pedestal en que los tiene el pueblo pero el tiempo deberá llegar en que algún valiente cronista o ex militante de esa izquierda dividida, enfrentada, mutuamente acusada, cuente los hechos como ocurrieron, aunque el altar se quede con escasos santos.

Los relatos dejan al interlocutor estupefacto. Fulano ladrón, violador de niñas, corruptor de menores, incestuoso, bígamo, homosexual, adúltero, gatillo alegre, chivato, y sin embargo, no hay discurso en el que no se le ponga como ejemplo de moralidad y hasta la principal avenida de su pueblo y la escuela local llevan su nombre, desconociendo que el destino de fondos sustanciosos recogidos en nombre de la causa engrosaron el patrimonio que hoy es herencia de una descendencia que no dio un golpe.

Los casos se multiplican. Éste se quedó con tal propiedad, aquel era el amo de cuatro compañeras, del botín que se entregó a Zutano nunca se tuvieron noticias. El camarada tal  fue acribillado por los mismos izquierdistas. 

La izquierda dominicana, empero, era casi medio país. Para desdicha, todas sus actividades fueron clandestinas. Sólo sus miembros conocen a profundidad sus tácticas, estrategias, técnicas. Únicamente los que se movieron en sus filas pueden afirmar o desmentir estos relatos que presentan a muchos como malhechores conspicuos, gangsters, atracadores vulgares. La mayoría de los que cuentan, abandonaron tal o cual partido de ese sector porque descubrieron esa escoria, manifiestan, no quisieron seguir hundiéndose en un fango donde, supuestamente, nadaban agentes de la CIA, soplones del DNI, policías secretos que se hacían pasar por combatientes soldados contra las injusticias.

¿Por qué no se han desenmascarado esos falsos revolucionarios a los que todos tienen como modelos a imitar por su integridad, sus hazañas, su arrojo? ¿Qué tan ciertas son esas revelaciones? Ese fue, reiteramos, un mundo desconocido, ajeno, oculto, transitado solamente por esos dirigentes, adeptos y simpatizantes que hoy deslumbran descubriendo esas conductas negras que para el común de la gente fueron luminosas.

¿A quién se le cree? ¿Estas afirmaciones tan contundentes serán producto de resentimientos, envidia, discriminación, frustraciones, rechazos? Eso desean saber los que estuvieron fuera. Es hora de sacar al candelero presuntos actos oscuros que hasta ahora son comidilla de tertulias y peñas políticas, pero que se narran como si fueran santas palabras. Ojalá que tantas publicaciones anunciadas sobre el tema dejen de ser amago de sus autores.

 

 

Publicaciones Relacionadas

Más leídas