Media naranja
El Gobierno de Caamaño

<STRONG>Media naranja <BR></STRONG>El Gobierno de Caamaño

POR ÁNGELA PEÑA
Bonaparte Gautreaux Piñeyro publicó “El Gobierno de Caamaño, 1965” y aunque es uno de los más serios trabajos sobre un Presidente dominicano y su mandato, se vendió poco, tal vez porque el ejemplar está despojado de chismes, murmuraciones e intrigas muy propias de los actores de ese momento histórico, y porque el protagonista, el héroe, es uno solo: Francisco Alberto Caamaño Deñó.

 Deberían tenerlo todos los historiadores, políticos, estudiantes, sociólogos, comunicadores, politólogos, y debería estar en los anaqueles de bibliotecas y archivos nacionales y extranjeros, privados y públicos. Pero está amontonado por centenares en los almacenes de la “Fundación Caamaño”. Cuentan que un reconocido directivo de esa institución  remató los ejemplares que pudieron ser salvados del comején. Qué pena.

 El volumen, de 158 páginas, contiene todos los discursos, decretos, mensajes, proclamas, alocuciones del ex Presidente constitucionalista, y una valiosa introducción que relata cronológicamente los acontecimientos ocurridos en la República desde el golpe de Estado al profesor Juan Bosch el 25 de septiembre de 1963. El libro cierra con la renuncia del gobernante el tres de septiembre de 1965, ante el Congreso Nacional, en la Plaza de la Constitución.

 El autor compendió en la obra todo el material que buscan afanosos alumnos de educación elemental y de niveles superiores. Ahí está  lo que fue esa gestión, tan breve y al mismo tiempo tan intensa. Cada documento es una sorpresa para los que no vivieron esas interioridades, y un poco retrato del líder abrileño luego convertido en guerrillero que  terminó como mártir y víctima de la guardia balaguerista.

 Ahí figuran protagonistas de ese ayer reciente que en tan poco tiempo tomaron el rumbo de sus intereses personales después de haber enarbolado con tan patético ardor la bandera del patriotismo, aunque están otros, muy pocos, que continuaron tras la ruta de la dignidad y del decoro.

 Bonaparte Gautreaux Piñeyro no tuvo necesidad de acusar, señalar, denunciar ni develar el comportamiento de ninguno. Los hechos son muy recientes y las trayectorias están frescas. La mayoría está viva. Unos formaron tienda aparte. Otros se vendieron. Algunos están bien pobres, pero pueden pasearse sonrientes y sin escoltas por los parques y calles. Otros son millonarios y ya no acuden ni a los actos conmemorativos ni quieren saber del pueblo. El laureado escritor se limitó a reproducir archivos oficiales, correspondiendo a una sugerencia del historiador Emilio Rodríguez Demorizi que conoció su cercanía con el líder de abril.

 Gracias a esta publicación no hay que trasladarse a otras fuentes para investigar los hechos de este periodo. Ministros, directores generales, alcaldes municipales, jefes de los institutos castrenses, administradores, diplomáticos, desfilan por sus páginas. En las memorables disertaciones de Caamaño se pueden apreciar los escollos, afanes, divisiones, engaños, mentiras y traiciones que enfrentó el decidido dirigente.

Es una edición muy bien cuidada. Con un índice onomástico perfectamente elaborado para suerte o desgracia de los que allí aparecen. Es un volumen con pocos comentarios, para que sea el lector el analista de cuanto ocurrió y como fue, en realidad, “El Gobierno de Caamaño”.

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