MEDIA NARANJA
Invasión y expedición

MEDIA NARANJA <BR><STRONG>Invasión y expedición</STRONG>

ÁNGELA PEÑA
A la caída de la dictadura de Trujillo se produjo una campaña intensa para que el pueblo dejara de decir “Invasión” de Luperón, Constanza, Maimón, Estero Hondo, Cayo Confites, y la cambiaron por la palabra expedición. Pero ha sido casi inútil la tarea. El término se repitió tanto en merengues, pambiches, bolemengues, discursos radiados y televisados y prensa escrita, que pocos se refieren a expedición y aun a los mismos antitrujillistas se les escapa Invasión al referirse a aquellas incursiones patrióticas.

Hace unas semanas, un “Comité Permanente 9 de Febrero 1966” que recordaría a los estudiantes desaparecidos y asesinados en el gobierno de Balaguer, organizó un encuentro de reflexión en el Parque Independencia para recordar a esas víctimas de los Doce Años balagueristas, pidiendo a los familiares que se presentaran con las fotos de sus deudos.

La nota destacaba que los dirigentes estudiantiles estaban en el deber “de decirle y mostrarle a los niños y jóvenes de hoy por qué fueron asesinados Amín Abel Hasbún, Julio Ibarra Ríos, Sagrario Ercira Díaz, Manuel de Jesús Liviano (El Curita), Flavio Suero, Henry Segarra, Payero Ulloa (guerrillero de la invasión de Playa Caracoles y dirigente de la UER y miles de jóvenes revolucionarios”.

Le reenvié el mensaje a Hamlet Hermann, por si se animaba a asistir, y me lo devolvió con esta observación:

“Querida Ángela:

¿Podrías actuar como intermediaria para una aclaración?

Considero que suena de mal gusto (y le daría la injusta razón a Balaguer) que a nuestra repatriación de 1973 con el coronel Caamaño a la cabeza se le llame invasión. Esa expresión me recuerda a Trujillo en relación con las expediciones de 1949 y 1959. Ni aquellos ni nosotros fuimos invasores de nuestro propio país. Invasores fueron los yanquis en 1904, 1916 y 1965 pero nosotros apenas fuimos dominicanos que volvíamos a la Patria a combatir un régimen corrupto y criminal que no nos merecíamos y que fue, al igual que Trujillo, herencia de una invasión de Estados Unidos contra República Dominicana.

¡Qué lastima que habiendo tantas palabras en el idioma que podrían ser utilizadas tenga que apelarse a esa fea denominación de invasor!”

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