POR ANGELA PEÑA
Quien mal habla, mal escribe.
El dicho español tan socorrido fue comentado en esta columna deplorando la cantidad de escritores dominicanos a los que podría aplicárseles a pesar de sus obras consideradas maestras. El doctor Rafael Taveras Reyes, reputado cardiólogo, comenta el extraño fenómeno y, de paso, desglosa otros proverbios.

«El refranero español es sabio. Si tomamos como ejemplo algunos refranes, podemos reflexionar cuanta sabiduría nos transmiten.

Quien mal habla, mal escribe. El que evita la ocasión, evita el peligro. El que se lleva de consejo, muere de viejo. Después de Reyes, lo sienten los bueyes. Este último refrán era utilizado por los agricultores o campesinos en Castilla la Vieja (Reino de Castilla y León). Al empezar el invierno oscurece más temprano y las labores del campo se hacen más difíciles.

En el mes de diciembre, a las cuatro de la tarde, ya es de noche. A partir de enero los días se hacen más largos y oscurece más tarde. Después de Reyes a las seis de la tarde, es de día. Para ese entonces, no existían los tractores para el arado de la tierra, labor que tenían que realizar los bueyes, de ahí que, «Después de Reyes, lo sienten los bueyes».

Nuestro país da pena. La mediocridad no sólo está en la palabra hablada, desde la barrera del lector la palabra escrita deja mucho que desear. Gobernantes y gobernados exigen derechos y se olvidan de cuales son sus deberes. Así como los bueyes sentían el peso del trabajo después de Reyes, también el agricultor dejaba la piel al labrar los surcos de la tierra. Un país se hace con el trabajo, generando riqueza con imaginación, creatividad, orden, reconociendo derechos y deberes de los ciudadanos.

Nuestros políticos, inteligentes, educados, de bonitos discursos, no saben gobernar y el elector, que es el pueblo, bien intencionado, excelentes ciudadanos, no educados, no saben elegir ni exigir después de elegir.

La sociedad está politizada, todo es política, todos los programas matutinos y vespertinos de radio y televisión lo que hablan es de política y de los políticos, la prensa escrita, en fin, la palabra hablada y escrita está empañada.

En esos programas interactivos se insulta a las personas que llaman y expresan ideas contrarias a los que hacen esos programas. Se habla muy mal y, quien mal habla, difícilmente escriba bien.
Un abrazo,
Rafael Taveras Reyes».