Media naranja
¿Contra Dios, la Virgen, el Santo Padre?

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ÁNGELA PEÑA
Católicos del mundo están pidiendo a su feligresía que vean con ojo crítico la película «Natividad» (The Nativity story) porque es un irrespeto a la Virgen María, aseguran. Extrañamente, en los portales de algunas iglesias evangélicas se promueven avances de «Natividad», que parece ya ha llegado a países de habla hispana.

Alina Matos me envió desde Panamá un profundo y minucioso análisis sobre esta producción cinematográfica, escrito por el padre Justo Antonio Lofeudo, Misionero de Nuestra Señora del Santísimo Sacramento, quien no oculta su indignación porque ahí «se ataca lisa y llanamente a la figura de María que aparece como una joven como las demás, que se fija en los mozalbetes del lugar, por momentos deprimida, siempre pasiva y abúlica, que no expresa ninguna vida interior, hastiada, por momentos angustiada y lo que es peor, dubitativa, de fe tambaleante y poco caritativa».

En «Natividad» aparece hasta una adivina que le lee la mano a María, cuenta el padre, escandalizado por la amiguita de la Virgen que se revuelve por el suelo con un chico y una María que no quiere el matrimonio con José, el preferido de sus padres. «¿Por qué me obligan a desposarme con un hombre que no amo? ¿Por qué?» y la madre deja entrever que sería un casamiento por conveniencia, pues José estaba en posición económica ventajosa. «Podemos alimentarnos todos. Lo hemos hecho por ti», le responde la madre. Lofeudo comenta: «Casamiento por conveniencia, no por elección de la providencia».

El misionero desmenuzó punto por punto esta película. Sus razonamientos dejan entrever que la cinta desnaturaliza cuanto se ha escrito sobre la madre de Jesús. «Sabemos que el cine es primariamente imágenes y que las imágenes dicen más que las palabras porque quedan impresas de manera más fuerte. Estas imágenes de «Natividad» hablan de una María no feliz, insulsa, apática y que no expresa ni está a la altura del acontecimiento más grande de la creación, porque la Encarnación de Dios que se hace hombre en su seno es más grandioso que la creación de trillones de galaxias», manifiesta el padre Justo.

«Hay detalles en la película en los que, insisto, hay que reparar. No se debe pensar que están ahí porque sí. Tienen un fin preciso porque son los que van dando la tonalidad a lo que se quiere dar como mensaje y además porque obran en manera subliminal», agrega. Opina que hay irrespeto en la escena del viaje a Belén, y, para él, una de las peores escenas es la del parto.  Es reiterativo en destacar el protestantismo de la directora. «La directora es presbiteriana, por tanto era de esperar algo por el estilo aunque, como se ha visto, abundan detalles que van más allá de presentar a la Virgen como a una mujer cualquiera, ya que se busca denigrarla», significa.

Lo que sí sorprende y no se logra entender, añade, «es cómo fue posible estrenarla en el Vaticano, en el aula Pablo VI, algo que no logró un director, este sí católico, como Mel Gibson». Concluye en que la película «desmerece a la Madre de Dios, ofende la fe y la verdad de las Escrituras. Simplemente proyecta prejuicios y la personalidad de los autores. La virgen de «Natividad» es una joven vulgar, cualquiera de nosotros podríamos elegir una mucho mejor que esa María que nos proponen. Por tanto, la ofensa va dirigida directamente a Dios que fue quien la creó y predestinó para ser Madre de su Hijo».

La presentación en el Vaticano, según el religioso, ocurrió cuando se estaba en los preparativos del viaje del Papa a Turquía, pero resalta que: «Bajo lo que se dice «Vaticano» se oculta algo y que no todo es de confiar. Debemos rezar mucho por el Santo Padre porque esto demuestra que está siendo atacado en todos los frentes, porque esto va sobre todo contra Él, contra su autoridad».

«Natividad» fue dirigida por Catherine Hardwicke. Keisha Castle-Hughes es María.

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